Espíritu Empresarial: un negocio floreciente y un hogar

En algún momento del 2005, en la ciudad Ozamiz en las Filipinas, conocí una chica muy valiente y determinada. Maryjoy Tabuco es la mayor de cuatro hermanos. Nació el 8 de septiembre de 1992 en San José, Mahayag en la provincia filipina de Zamboanga del Sur. Su padre fue asesinado por su tío sin ningún motivo en Tambulig mientras los demás se divertían en familia. Ayudaba con el cultivo de semillas de arroz y en la promoción de la agricultura orgánica durante su adolescencia.  

Después de la muerte de su padre, su madre decidió volver a casarse. Su madre se fue a vivir con su nuevo esposo y Maryjoy decidió ir a estudiar en la escuela para sordos de Ozamiz. Durante este tiempo, el Padre Columbano Oliver McCrossan comenzó a proveer apoyo económico a la educación de Maryjoy. Ella vivía en Ozamiz sin su familia hasta que terminó la secundaria en la Universidad La-Salle. Me compartió que durante este tiempo ella no podía ver a su madre ni sus hermanos. 

Su vida no fue sencilla y desde muy temprana edad ella intentaba sobrevivir a pesar de las dificultades de la vida. Vivir con desconocidos no era fácil. Según ella, hizo esto porque no tenía familiares con quienes contar. Cuando comenzó la universidad, fue a San Francisco Filipino, Anexo del Centro para Sordos Asís en la ciudad de Tacloban para terminar su licenciatura en psicología.

En noviembre de 2017, Maryjoy terminó la universidad y decidió regresarse a la ciudad de Ozamiz para buscar un empleo. Trabajaba en Carmela’s vendiendo pasteles y otros postres con un salario de $3.25 al día desde las 9:00 am hasta las 5:00 pm. Rentaba una pequeña habitación en el Anexo por $33.38 cada mes. El empleo de Maryjoy no es permanente, a pesar de que haya completado su carrera.

El mes pasado visitó el Albergue Verde y Pedaleando Para Vivir de los Columbanos y tuvimos una conversación corta sobre nuevas oportunidades para ella. Lanzamos un nuevo programa de subsistencia para los sordos y Maryjoy decidió que quería ser de uso. Recibió un poco de dinero para construir una pequeña tienda que vende meriendas, viand (un plato filipino de carne, mariscos o vegetales con arroz), bebidas y otras comidas. De lunes a viernes Maryjoy y su amigo, Bernard, venden plátanos, turon (postre de plátano y jaca el cual es frito y cubierto de azúcar), bihon (fideos filipinos), dulce de hielo y pinakbet (un tipo de guiso), pero los sábados y domingos venden barbacoas con arroz en la playa Cotta.   

Maryjoy es beneficiaria de nuestro alojamiento. Pagará $0.56 por día hasta que pueda pagar el total. Está muy contenta con su nueva casa y sus vecinos. Yo estaba muy conmovido por su determinación y decidí contar la historia de su vida porque ella es una de las personas con las que podemos trabajar y ayudar gracias a las donaciones de nuestros benefactores. Gracias a todos nuestros benefactores, hemos tocado las vidas de personas como Maryjoy alrededor del mundo.