¿Qué harías?
Clint Eastwood
Christopher Carley
Bee Vang
Ahney Her
Reseña
Tenemos un hermoso automóvil, una familia de origen asiático acosada por una pandilla y un vecino un poco racista; sí, son ingredientes aparentemente nada extraordinarios o atractivos, pero antes de rechazar la idea de ver esta película hay que decir algo más sobre estos ingredientes: el actor principal y director de la película es Clint Eastwood, un genio para contar historias de una forma tan simple como cautivadora.
Las tres sensaciones que resalto de esta película son:
La frustración con la que vive en gran parte de la película el personaje protagonista y que a la vez te la provoca a ti mismo como espectador.
Es de verdad palpable en todo momento. Por un lado, en cualquier momento empatizas con él y terminas pensando: “Venga, él solo quiere tener una vida tranquila, déjenlo en paz” y segundos después lo ves actuar y estás diciendo “Pues claro, cómo no te van a hacer la vida imposible si te comportas así.
Luego, la satisfacción del agradecimiento.
Ya desde el trailer podemos ver cómo sucede algo que provoca que sus vecinos se sientan agradecidos con él, y créanme, la luz del agradecimiento nunca deja indiferente al corazón de quien la recibe.
Y la última sensación la dejo sin comentar por ahora porque sería un terrible spoiler, pero más adelante la comentamos.
Los personajes protagonistas son dos:
Walt Kowalski, un veterano de guerra con un carácter intratable, ideático y odioso que lo único que quiere es que nadie se meta con su jardín y que lo dejen vivir tranquilo en su casa donde ha estado toda su vida.
Y
Thao Vang Lor, un chico de origen asiático al que presentan como un bueno para nada y que tiene a toda su familia algo preocupada por su futuro.
También aparecen con un rol importante:
Sue Lor, la hermana de Thao; ella es la que fomenta la relación entre Walt y el resto de su familia.
Y
El Padre Janovich, quien se encarga de ser el eco de la consciencia de Walt.
La película comienza con el funeral de la esposa de Walt, que a pesar de estar viviendo su duelo parece más molesto por la atención que está recibiendo que triste por la muerte de la mujer que amaba.
Ya inmerso en esta incómoda situación para él, se le presentan en el camino dos circunstancias que definitivamente no le van a agradar mucho, pero de las que no se puede librar fácilmente:
Han llegado unos vecinos nuevos, una familia asiática que con su pura presencia le provocan una incomodidad indescriptible; y, por otro lado, la preocupación y el inevitable acompañamiento del sacerdote de la comunidad, que, atendiendo a su instinto pastoral y al último deseo de la difunta esposa, busca entablar una relación con Walt, quien se resiste a abrir la puerta de la espiritualidad a esas alturas de su vida.
La cereza de este pastel que es su vida es la presencia de una pandilla que quiere reclutar a Thao, lo que causa no solo consternación al resto de su familia, sino que además provoca serios problemas de violencia en el barrio, cosa que tampoco le agrada mucho a nuestro protagonista.
Sin entrar en detalles, te puedo decir que es una película que, aunque parezca tener un inicio algo lento, va a llegar a un punto en el que te mantendrá a la orilla de tu asiento, además no podrás evitar soltar una que otra risa con algunos comentarios de Clint Eastwood, y al final, sin duda alguna, te llevarás una enorme sensación de algo positivo.
¡ALERTA DE SPOILER!
Ya saben, a partir de aquí hablaremos con más detalles de la trama, así es que, si no quieres que te arruinemos la película, mejor ve a verla y luego continúas escuchando o leyendo esto.
Retomando las sensaciones que rescato de la película, la frustración que abruma al personaje principal en verdad que es contagiosa a través de la pantalla.
Desde un inicio podemos ver cómo se siente incómodo con la gente que lo rodea, es alguien tan ideático y terco que sus mismos hijos no lo soportan y está tan envuelto en el deseo de “su vida ideal” que parece haberse desconectado de la vida real, prefiere no tener ningún vínculo real con nadie para no poner en riesgo su deseo de que las cosas fueran como él quisiera.
No sé ustedes, pero yo me identifiqué mucho con esa parte de su personalidad.
Obviamente no a ese grado, pero sí suelo ser alguien que cae en distintas formas de indiferencia como no contestar el teléfono, no abrir la puerta si alguien toca o incluso evadir a alguien a quien veo en la calle para no saludarlo; y todo esto buscando no incomodarme en mi rutina y mis planes inmediatos.
Y vaya que no soy alguien a quien le cueste trabajo entablar una plática, me encanta platicar, y, aun así, suelo caer en esas actitudes que me aíslan, que me llevan sutilmente a desconectarme de quienes me rodean e inevitablemente a ser menos atento ante las necesidades de los demás
Por otro lado, en un momento de la película aparece lo que me yo llamo “la luz del agradecimiento”, una sensación que estoy seguro de que no deja indiferente a nadie que la reciba.
En un momento de la historia la pandilla del barrio intenta raptar a Thao para obligarlo a cometer un delito y así reclutarlo para la pandilla, que, a final de cuentas, era lo “normal” entre los jóvenes de ahí.
La familia del chico está histérica tratando de evitar que eso pase, y los gritos de la abuela, la mamá y la hermana llaman la atención de Walt, quien sale, observa lo que está sucediendo y para sorpresa de mía y de muchos otros, estoy seguro, no parece interesarse lo suficiente como para hacer algo.
Solo observa lo que va sucediendo, como un espectador más, pero las cosas cambian cuando, en medio de los forcejeos, los chicos de la pandilla terminan pisoteando el jardín de Walt, que como recuerdan, ese jardín es una de las pocas cosas que le dan sentido a su vida.
Ahí es cuando decide tomar cartas en el asunto, y con su arma en la mano amenaza a los pandilleros para que no vuelvan a molestarlo fuera de su casa.
¡Ojo con esto! Aparentemente el posible daño que iban a causar en la vida de Thao no le importó lo suficiente, sino que reaccionó cuando s propia comodidad se vio amenazada; qué egoísta podría pensar cualquiera, sin embargo, aquí te invito a que pienses por un momento en la astucia de Dios.
Sí, este personaje no es así por pura casualidad, de seguro tiene una historia que lo ha ido conduciendo a ser así de frío, así de reservado y distante con toda persona a su alrededor, sin embargo, como dice en la Biblia, Dios puede sacar agua de las rocas, y así como Walt no reaccionó ante la amenaza hacia el pobre chico pero sí lo hizo ante la amenaza hacia su jardín y su comodidad y que como veremos más delante de la película, esto desencadenó en algunos cambios que fueron determinantes para la vida de Walt, de igual forma Dios se puede agarrar de cualquiera de nuestros defectos para sensibilizarnos lo suficiente como para generar los cambios necesarios que nos lleven a una vida mejor.
Esto no es la moraleja principal de esta historia, pero sí quería dejarte la invitación a estar más atento a las llamadas que Dios hace en tu vida a través de esas pequeñas cosas que te sacan de tu comodidad; si en una de esas te dejas llevar por lo que venga de ahí, puedes recibir grandes Gracias en tu vida.
Pero bueno, retomando el asunto del agradecimiento, después de que Walt “hace lo correcto”, la familia vecina se torna muy agradecida con él y comienzan a llevarle distintos regalos a su puerta e incluso lo invitan a conocer su casa y a comer.
Claro, él en un inicio hasta se molesta por todo esto, pero como les digo, la luz del agradecimiento nunca deja indiferente a nadie, y con esas pequeñas acciones de sus vecinos comienza a surgir una lenta pero rotunda transformación en la forma en que el personaje principal percibe la vida a través de la gente que está a su alrededor.
Y, por último, viene esa última sensación que no quise abordar al inicio de este análisis:
La inevitable mezcla de tristeza y satisfacción que me provocó el sacrificio de Walt.
Poco a poco la familia de Thao y Sue se fueron ganando el corazón de Walt; a lo largo de la película podemos ver cómo la coraza de rudeza que lo caracterizaba fue ablandándose, sin dejar de ser él mismo fueron apareciendo más sonrisas, más ánimo, más momentos de compartir ganándole terreno a los momentos de soledad.
Claro que, todo esto intercalado con distintos momentos de peligro y amenaza que aparecían de la mano de las distintas pandillas presentes en la zona.
Después del conflicto inicial con la pandilla que quería reclutar a Thao, hubo algunos otros encuentros entre ellos y Walt, hasta que llevaron sus represalias a un punto sin retorno.
Esta pandilla balaceo la casa de la familia Lor y secuestraron a Sue, la hermana de Thao; pasado un rato Sue aparece en su casa terriblemente golpeada y violada.
Como era de esperarse, Thao va con Walt para ir a buscar venganza, y aquí llega el momento culmen del proceso que está viviendo Walt, lo que decida hacer será determinante para muchos de los involucrados.
Walt se da cuenta de que todo lo que ha hecho para que Thao tenga un mejor futuro puede irse a la basura de un momento a otro.
Aparentemente se pone de acuerdo con él para ir a buscar a la pandilla y matarlos, pero se las arregla para encerrarlo en su casa y Walt se dirige solo a buscar a los pandilleros.
Cuando llega a donde ellos viven, los provoca para que salgan a su encuentro, cada uno de los pandilleros va saliendo, y a la vez Walt se asegura de que haya testigos, los vecinos están mirando, esperando a ver qué pasará; llega el momento de mayor tensión, Walt mete su mano dentro de su chamarra como para sacar una pistola, y en ese momento uno piensa “esto no tiene sentido, aunque sea buenísimo disparando, no va a poder dispararle a todos antes de que ellos le disparen primero”; entonces, como era de esperarse, los pandilleros comienzan a dispararle hasta que lo matan, y entonces todos se dan cuenta de que Walt no traía una pistola, sino que solamente sacó su encendedor.
Al ver todo esto yo sentí una gran consternación, por unos segundos el director te deja pensar que todo esto no tiene ningún sentido, pero de repente puedes ver que era todo lo contrario.
Esa fue la gran victoria de Walt, entregando su vida se aseguró de exponer el mal que asechaba a esta y muchas otras familias, se aseguró de que hubiera testigos que hablaran para dar testimonio de lo que había sucedido, y apostó todo a que su “protegido” entendería el mensaje de que no se podía continuar tratando de vencer la violencia con más violencia.
Y este final está genial porque además de ser bastante inesperado en un personaje interpretado por Clint Eastwood, que se caracteriza por ser el héroe que resuelve todo con violencia, nos presenta un paralelismo con lo que los padres de la Iglesia llaman “la teoría de la victoria de Jesús”:
El demonio tenía sujetada a la humanidad a través del pecado, el mal, el odio, la soberbia, etc.
Entonces, aparece Jesús, llama la atención del demonio y de cierto modo “lo reta” para que vaya por él; el demonio cae en la tentación de obtener “un botín mayor” y suelta a la humanidad para ir por Jesús, a quien aparentemente vence en la cruz siendo víctima de los mismos males que aprisionaban a la humanidad (soberbia, pecado, odio, poder, etc.).
Pero el demonio no se da cuenta de que realmente ha sido derrotado a través de ese acto de amor que hizo Jesús al dejarse “vencer” a cambio de la libertad de la humanidad.
Y bueno, esta película te la recomiendo para un día que estés de ánimo para pasar un rato de altibajos emocionales.
No es una película dominguera, vela un día que estés preparado para pensar en una o dos cosas algo profundas.
Pues eso es todo por ahora, ya saben, los invito a que estén atentos al contenido que estamos generando en el sitio web de los misioneros Columbanos, hay muchas cosas para ayudarte en tu formación y crecimiento espiritual.
Yo soy Manu Kasten, muchas gracias por acompañarme en esta reflexión sobre una de las películas que más me han gustado en los últimos años, que Dios te bendiga.
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