¿Cómo lo tomarías?
Riz Ahmed
Olivia Cooke
Paul Raci
Reseña
La vendieron como si fuera una historia que girara en torno a la música, y yo caí redondito.
Pero no, la música fue un buen pretexto que usaron para hablar de algo más general: la aceptación, un valor poco apreciado y fomentado en estos tiempos.
Es una película con la que cualquiera de nosotros podría identificarse, ya sea por experiencias pasadas, por temores presentes o por posibilidades futuras.
Ninguno de nosotros tenemos el futuro asegurado; nuestra vida como la conocemos es de lo menos estable y “seguro” que tenemos, pero no lo digo como algo malo, al contrario, esa inestabilidad nos da la opción de valorarla mucho más.
Y esta película, al ponernos de frente a esta posibilidad de sufrir un cambio drástico, me hizo pensar en 3 puntos clave:
- Ser agradecidos y estar preparados para el cambio.
- Enfocarnos en resolver lo que realmente necesita solución.
- Reconocimiento de lo que en verdad nos sirve / soltar lo que no es lo mejor para nosotros.
Esta historia se desarrolla en torno a una pareja.
Por un lado, tenemos a Rubén Stone, baterista de una banda de heavy metal experimental, y a su lado está Lou, una chica de origen francés, vocalista y guitarrista de la banda además de ser la novia de Ruben.
Ambos comparten la misma pasión por su música como el amor y la gratitud mutua por el apoyo que se dan, ya que cada uno está en una batalla personal muy complicada (él es adicto a las drogas y lleva algunos años sin consumir nada, y ella al parecer sufre de ansiedad y se causa daño rascándose en los brazos o algo así), son esos jóvenes adultos que se encuentran en la etapa en la que sienten que se pueden comer el mundo entero y que nada los detendrá.
Otro personaje determinante en la historia es el de Joe, el director de un centro de rehabilitación que funciona como una comunidad en la que acogen a personas con problemas de adicciones y de sordera.
A pesar de que no nos adentramos mucho en la historia de Joe, con lo que nos muestran de él es suficiente para que se gane nuestra confianza y le tomemos un cariño especial.
En la película se nos presenta esta pareja en una gira por EUA, al parecer tienen un éxito considerable con su banda, una gira ya programada para varias semanas y disfrutan de su vida un tanto ordenada y a la vez relajada viviendo en su casa rodante y viajando de ciudad en ciudad para dar sus conciertos.
Y en medio de esta gira, de repente, Rubén comienza a perder su audición; primero con un pequeño ruidito que aparece molestándolo, pero de manera muy precipitada el problema se acelera y en cosa de dos días prácticamente se queda sordo.
Lo que sigue es una lucha de emociones que ninguno de nosotros quisiera enfrentar.
Debe renunciar a la música para que su situación no empeore, también se ve obligado a alejarse de Lou para comenzar su proceso de atención y cuidado a su nueva condición.
De un día para otro pasa de tener todo lo que él podía necesitar, a quedarse sin nada de eso, solo y sin absolutamente ninguna certeza de lo que va a pasar.
Es una película que hace que se te apachurre el estómago, que sientas la angustia de su protagonista y hasta que te de coraje por lo que le pasa.
Y aunque presenta una situación bastante particular (un músico que se comienza a quedar sordo), es una película que presenta varios destellos de una realidad que a todos nos puede alcanzar y es por eso por lo que la recomiendo; no es nada difícil conectar con los puntos importantes de esta historia.
¡ALERTA DE SPOILERS!
Ya saben, a partir de aquí vamos a hablar con más detalles de la película, así es que si no han visto la película y no quieren que se les arruine la sorpresa de la trama, mejor no continúen con nosotros por ahora.
Ok, profundicemos un poco más en los tres puntos de reflexión que les comentaba.
1-Ser agradecidos y estar preparados para el cambio.
Cuando vi el tráiler de la película me estremecí, soy baterista desde los 12 años y en varias ocasiones se me ha venido a la mente la posibilidad de no poder seguir siendo músico, y cada vez que lo pienso me da consuelo saber que Dios me ha permitido prepararme y desempeñarme en muchos otros campos si llegara a perder un brazo o una pierna, pero casi nunca había considerado perder el oído.
La simple idea me abrumo porque no solo significaría que mi vida como músico cambiaría drásticamente, también perdería la oportunidad de volver a escuchar cualquier cosa, la voz de mis seres queridos, música, películas, a la naturaleza, todavía ahorita lo pienso y siento algo en el estómago.
Y no necesitamos que sea una situación tan particular, lo que hemos vivido todos con la pandemia nos deja en claro lo frágil que es nuestra realidad tranquila y segura. Incluso si vives en una situación de conflictos constantes, de dificultades más complejas, lo poquito que podemos llegar a pensar que tenemos seguro día a día está expuesto en todo momento.
Y como les decía, no lo comento en un sentido negativo o para sentirnos sin ánimo, lo digo porque la fragilidad de las cosas que tenemos nos puede ayudar a valorarlas mientras aun las tenemos.
Ya sé que suena a cliché, que todos los adultos mayores siempre nos dicen que valoremos lo que tenemos, pero es verdad, nunca es demasiado temprano para comenzar a hacerlo.
Empezando por nuestras relaciones personales, y continuando con la posibilidad de hacer lo que hacemos; un hobbie, un voluntariado, un trabajo, si lo disfrutas, aprécialo, agradécelo cada día, pero no lo des por seguro.
Insisto con las enseñanzas de la pandemia. En enero del 2020 hice mi último viaje fuera del país, antes de eso trabajaba guiando grupos en peregrinaciones a Tierra Santa y a distintos lugares en Europa; en los últimos 3 años había ido a estos lugares más de 25 veces, era un trabajo que amaba y me veía haciéndolo por muchos años más.
Y de repente, regresó a finales de enero de esa peregrinación, en febrero comienzo a alistarme para el siguiente grupo que tenía agendado en marzo, y nada, se declara la pandemia y todo cambia.
En la oficina los primeros meses sigue viva la esperanza de que todo se resuelva pronto, seguimos con los planes para viajar en mayo, pero no sucede eso.
Ya para los 8 meses de pandemia entendí que las cosas habían cambiado y que no podía seguir esperando que mi vida funcionara igual.
Si volteamos a ver casi cualquier historia que encontramos en la Biblia nos damos cuenta de que Dios es un gran amante de los cambios, es a través de ellos que nos enseña a poner nuestros ojos en Él, lo único que en verdad es inamovible en nuestra vida.
Nuestro corazón está hecho para algo así, y en automático buscamos aferrarnos a algo que nos dé seguridad, que nos ofrezca estabilidad, lamentablemente nada de este mundo nos lo puede ofrecer a la perfección y por eso nos llevamos grandes desilusiones, porque le pedimos a las personas y a las cosas que nos ofrezcan una seguridad que no son capaces de ofrecer.
Por eso les decía que esa absoluta inestabilidad de nuestra realidad es algo bueno, nos ayuda a valorar y agradecer lo que tenemos mientras lo tenemos, y nos conduce a encontrar aquello único que sí nos puede ofrecer la seguridad que nuestro corazón necesita, Dios.
2-Enfocarnos en resolver lo que realmente necesita solución.
Este segundo punto se presenta en la película con una frase en concreto.
Después de comenzar a lidiar con la frustración de su sordera, Rubén es llevado por Lou a una comunidad en la que viven adictos en rehabilitación que son sordomudos.
El fundador de la comunidad, Joe, lo recibe con toda la disposición, pero habla con él para dejarle claro los sacrificios que debe hacer para que en verdad funcione lo que se propone hacer.
En esa conversación, la postura de Joe se va moviendo de un lado a otro, pasa de ser muy amable a ser muy rudo, pero siempre siendo honesto con Rubén, después de todo sabe por lo que está pasando y no puede ser condescendiente con él.
Y mientras Rubén está algo escéptico con todo esto e intenta imponer sus condiciones para llevar a cabo este proceso, Joe le dice algo que me encantó:
“Estamos aquí para encontrar una solución a esto… (y se señala la cabeza), no para esto (se señala los oídos)”.
Esa frase es el punto de equilibrio de la película y a mi gusto, nos ofrece la mejor enseñanza de esta historia.
Rubén llegó a la comunidad obligado por Lou y las circunstancias en las que se encontraba, alcanzaba a entender que, a pesar de todo, era una muy buena opción para mejorar su situación.
Pero él esperaba algo equivocado, estaba aceptando quedarse porque tenía la esperanza de poder solucionar el problema de sus oídos.
Joe alcanza a darse cuenta de eso y le deja las cosas claras, en la comunidad no trabajan para solucionar los oídos de las personas, sino su mente, trata de hacerle entender que la raíz de su mejora estará en trabajar su aceptación de la realidad, porque cambiar esa realidad es algo que escapa de sus manos.
Me encantó el sentido de esa frase porque nos habla de la importancia que tiene enfocarnos en lo que nos traerá verdaderas soluciones a nuestra vida, nos lleva a no intentar resolver cosas que no están en nuestras manos, sino a resolver lo que sí podemos resolver.
Rubén se quedó sordo, eso no se podía solucionar, y como lo vemos más adelante, aun con los implantes la situación no mejora del todo y no le satisface.
A todos se nos han presentado situaciones grandes o pequeñas que nos complican la vida, que nos roban el sueño una noche o que nos cambian la vida por completo, no importa la magnitud de lo que sucede, si nos tomamos el tiempo de pensar un poco más allá del momento de preocupación y le pedimos a Dios que nos ayude a ver qué es lo que realmente debemos trabajar, que podamos ver cuál es “la mente y no los oídos” de nuestra situación, entonces podremos encontrar una solución trascendente a cualquier problema.
3-Reconocimiento de lo que en verdad nos sirve / soltar lo que no es lo mejor para nosotros.
Y por último la situación que nos conduce al final de la película.
Ruben encuentra el sentido de su nueva vida ayudando en la comunidad, conectando con muchos chicos que comparten su condición de sordera.
Se siente útil, cosa que no pasaba en mucho tiempo.
Pero se deja llevar por el anhelo de su vida pasada, ha logrado encontrar un equilibrio en su nueva vida, pero no ha soltado del todo lo que tenía, esto lo vence y decide renunciar a esas cosas buenas que ha alcanzado.
Vende su casa rodante y su equipo de sonido, todo lo que le daba forma a la vida que quería recuperar; se opera para tener los implantes de oído y desde el primer momento se ve que los resultados lo defraudan por completo.
Viaja para encontrarse con Lou que ha vuelto a casa de su padre en Francia.
Ambos han logrado tener una vida estable lejos de lo que hacían antes de la sordera de Rubén, y, sin embargo, al encontrarse se aferran a retomar su vida pasada.
Están felices de verse y se emocionan mientras piensan en retomar su vida juntos.
Pero la honestidad del corazón no permite que se engañen uno al otro.
Se ve que ambos sienten algo extraño en todo esto, aparentemente odian sus situaciones actuales y están felices ante la posibilidad de que todo vuelva a la normalidad, pero algo no encaja.
Cuando se vieron por primera vez Rubén noto que Lou ya no se lastimaba en el brazo y eso le dio mucha alegría, pero después de la primera noche que pasaron juntos en su reencuentro, notó que de nuevo se había rascado hasta lastimarse, ahí comprendió que él era parte del problema de Lou, que estando con él ella perdía ese equilibrio que había encontrado, y eso lo hizo darse cuenta de que él también estaba perdiendo ese equilibrio que había alcanzado en su vida en la comunidad.
El diálogo que tienen en la cama de Lou es súper corto, pero sumamente profundo.
El le agradece a ella porque lo salvó de perderse en la desesperación.
Ella le agradece a él porque la salvó de perderse en la tristeza.
Ambos reconocen el bien que se hicieron uno al otro, pero también pueden ver que ya no se pertenecen, que lo mejor para cada uno no es seguir juntos.
Es un final que es desgarrador y a la vez inspirador.
No es el final feliz que las películas nos tienen acostumbrados a ver para terminar con una sensación positiva pero falsa. No, es un final muy real, muy crudo pero que nos motiva a que aprendamos a ser honestos, a no causarle daño a las personas que queremos ni a nosotros mismos por aferrarnos a algo que es bueno, o fue bueno, pero que no es lo mejor para ninguno.
Recordemos que el cristianismo no se trata de elegir entre lo bueno y lo malo, sino de elegir lo mejor.
Y aunque en la película no lo dicen claramente, yo estoy seguro de que al quitarse sus implantes Rubén está aceptando hacer lo mejor para todos, dejar que Lou siga con la vida que le da tranquilidad y volver a la comunidad en donde realmente él ha encontrado su lugar siendo útil y sirviendo a los demás, haciendo eso que le da sentido a su vida.
Y bueno, les recomiendo que vean esta película si últimamente se han visto expuestos a algún cambio obligado en sus vidas, si han vivido algo difícil de aceptar y aun no saben cómo lidiar con todo eso.
Pero claro, antes de verla prepárense para tener algunos momentos en los que se les apachurre el corazón.
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