Santos
Primera Lectura
Hermanos míos, ustedes que creen en nuestro glorioso Señor Jesucristo no hagan diferencias entre las personas.
Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica.
Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Ven al bien vestido y le dicen: Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.
Al otro, en cambio: Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.
Si hacen eso ¿no son inconsecuentes y juzgan con criterios malos? Queridos hermanos, escuchen: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Ustedes, en cambio, han afrentado al pobre.
Y sin embargo, ¿no son los ricos los que les tratan con despotismo y los que les arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que llevan como apellido? ¿Cumples la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo? » Perfectamente. Pero si muestras favoritismos, cometes un pecado y la Escritura prueba su delito.
Salmo
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contemplenlo, y quedarán radiantes,
su rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"
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