Santos
Primera Lectura
Palabra del Señor que recibió Jeremías: "Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta palabra: "¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entren por esas puertas para adorar al Señor!
Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmienden su conducta y sus acciones, y habitaré con ustedes en este lugar. No se crean seguros con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.'
Si enmiendan su conducta y sus acciones, si juzgan rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotan al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramas sangre inocente en este lugar, si no sigues a dioses extranjeros, para su mal, entonces habitaré con ustedes en este lugar, en la tierra que di a sus padres, desde hace tanto tiempo y para siempre.
Miren: Ustedes se fían de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que roban, matan, adulteras, juras en falso, quemas incienso a Baal, sigues a dioses extranjeros y desconocidos, y después entras a presentarte ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y dices: 'Estamos salvos', para seguir cometiendo esas abominaciones? ¿Crees que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre? Atención, que yo lo he visto."" Oráculo del Señor.
Salmo
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
y la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, puedes arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arranquen primero la cizaña y atenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'""
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