Cambio Positivo

Mis primeros años con los Columbanos los pasé en un seminario en una zona rural. Luego, los últimos años los pasé en el área de Boston, un centro cultural. Uno de los beneficios de estudiar en Boston fue la oportunidad de escuchar una gran cantidad de teólogos famosos, literatos (especialistas en literatura) y otros. A una de las personas que escuché hablar fue la Dra. Margaret Mead, la famosa antropóloga. Hasta el día de hoy recuerdo haberme impresionado con su mensaje. Le recordó a la audiencia que el progreso logrado internacionalmente después de la Segunda Guerra Mundial trajo un final escabroso de la era colonial. “Ya no existe tal como un ser humano de segunda clase”. Una de sus citas más famosas es: “Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos juiciosos y comprometidos pueda cambiar el mundo”. Mi pensamiento es el hecho de que Jesús escogió doce y los envió es un excelente ejemplo de un pequeño grupo que provocó un cambio monumental.

Otro famoso orador que escuche fue el Dr. Martín Luther King, El 15 de enero es el cumpleaños del Dr. Martín Luther King. A pesar de que murió trágicamente hace muchos años, el poder de oratoria de King sigue siendo proféticamente un espejo para nuestra sociedad. ¿Por qué son sus palabras tan poderosas? Se basan no solamente en los documentos de la fundación de nuestro país, sino en temas bíblicos.

Todos estos siglos después de los tiempos apostólicos, pertenecer a una comunidad de la Iglesia todavía proporciona poder. Cuando vemos algo que necesita mejorar, cambiar, o algún tipo de acción, no necesitamos decir, “¿Qué puedo hacer?  Solamente soy una persona”. Cuando pertenezco a una parroquia u otra comunidad de creyentes, somos parte de un grupo de personas motivadas con un compromiso de hacer lo correcto, de hecho, hacer la voluntad de Dios.

Nuestro compromiso Cristiano debe ser una fuerza para un cambio positivo. Si necesitamos justificación para estar activos, la podemos encontrar en la carta de Santiago: “Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos.” Una forma espiritual de mirarnos a nosotros mismos en un espejo puede ser un examen de conciencia, mirar en nuestras propias vidas y tratar de discernir de donde provienen los valores que nos guían. ¿Alguna vez tuvimos una conversación sobre la raza con nuestros padres, abuelos?

Mirando hacia atrás en el último año, me pregunto cuántos de nosotros hemos estado haciendo algo para abordar el tema del racismo en América y en nuestros corazones. ¿Qué hemos visto en nuestras almas y cómo hemos procesado esta información?

Esforcémonos por comunicar mejor e invitar a la participación en ministerios y programas que acerquen a las personas a los desafíos que enfrentan las personas marginadas afectadas por las formas múltiples de injusticia en la sociedad.

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