Di la bienvenida a la oportunidad de representar a los Columbanos de Justica Paz e Integridad de la Creación (JPIC) participando en una reciente conferencia sobre la “No violencia y paz justa: Contribuyendo al entendimiento católico y al compromiso con la no violencia”. Fue organizada por Pax Christi Internacional y el Consejo Pontificio de Justicia y Paz, y se llevó a cabo en Roma del 11 al 13 de abril de este año.
Los participantes llegaron de África, América, Asia, Europa, Oriente Medio y Oceanía, e incluyeron laicos, teólogos y miembros de congregaciones religiosas, sacerdotes y obispos. Fue un evento histórico, el primero de este tipo dentro de la tradición católica en la búsqueda de explorar nuevas perspectivas sobre la no violencia desde dentro de la experiencia vivida de los 85 participantes y las comunidades de las que procedían. Un mensaje del Papa Francisco pronunciado por el cardenal Peter Turkson durante la ceremonia de apertura propuso la tarea de la reunión, a saber: “compartir nuestros pensamientos sobre la revitalización de las herramientas de la no violencia y de la no violencia activa, en particular, es una contribución necesaria y positiva”.
Tenemos la necesidad de abandonar el árbol viejo y gastado de la teoría de la “guerra justa” para visualizar un paradigma de “paz justa” fresca, nueva y creativa. Una y otra vez el mensaje abrumador de los participantes que viven en situaciones de conflicto fue que sus comunidades están cansadas de la violencia y reiteraron una y otra vez de que la violencia nunca funciona y nunca es la respuesta, nunca conduce a la paz, sino sólo a más violencia, al derramamiento de sangre y al caos. El enérgico comunicado: “Una llamada a la Iglesia Católica para volver a comprometerse con la centralidad de la no violencia del Evangelio y establecer inequívocamente que creemos que no hay ‘guerra justa’. Con demasiada frecuencia, la ‘teoría de la guerra justa’ simplemente se ha utilizado para aprobar en lugar de prevenir o limitar la guerra. Lo que sugiere que una “guerra justa” sólo socava el imperativo moral para desarrollar herramientas y capacidades para la transformación no violenta de los conflictos”.
La tarea más inmediata, sin embargo es iniciar una conversación global sobre la no violencia dentro de la Iglesia, con personas de otras religiones, y con el resto del mundo. Un proceso de diálogo y de intercambio de reflexiones teológicas y puntos de vista que la conferencia facilitó. Es un inicio importante para ayudar a promover y desarrollar la enseñanza social católica sobre la no violencia en el futuro. La llamada a Francisco para emitir una encíclica sobre la No-Violencia y la paz justa, que el cardenal Turkson ha sugerido es ‘verosímil’ en una entrevista reciente, es un hecho alentador y como Laudato Si se espera pueda iniciar una conversación en todo el mundo.
Se me ocurre que si se reorientaran los mismos recursos, puestos a disposición para la guerra y se usaran por la paz y el bien común, el mundo estaría en un lugar mucho mejor. Con nuestra iglesia en una posición única a través de su red global, esperemos y recemos para que con Francisco inspirándonos podamos redoblar nuestros esfuerzos para trabajar por la paz y levantar la voz profética de nuestra iglesia para ‘desafiar las potencias mundiales injustas y para apoyar y defender a aquellos activistas de la no violencia que por sus trabajos por la paz y la justicia ponen en riesgo sus vidas.
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