Oh, Ángel de Cristo

Oh ángel de Cristo, santo guardián y protector
de mi alma y cuerpo, perdóname todo
lo que te he ofendido todos los días de mi vida,
y protégeme de toda influencia y tentación
del Maligno.

Que nunca más enoje a Dios por mis pecados
ora por mí al Señor, para que
me haga digno de las gracias de la Santísima Trinidad,
y de la bienaventurada Madre de Dios,
y de todos los santos.


Amén.