Oh cuánta consolación,
qué dulzura,
qué confianza,
qué emoción llena mi alma
cuando pronuncio tu sagrado nombre,
o tan solo pienso en ti.
Agradezco a Dios por haberte dado,
para mi bien, tan dulce,
tan poderosa, tan encantador nombre.
Pero no estaré contento con únicamente
pronunciar tu nombre:
deja que mi amor por ti me incite
siempre saludarte,
Madre del Perpetuo Socorro.
Amén.
qué dulzura,
qué confianza,
qué emoción llena mi alma
cuando pronuncio tu sagrado nombre,
o tan solo pienso en ti.
Agradezco a Dios por haberte dado,
para mi bien, tan dulce,
tan poderosa, tan encantador nombre.
Pero no estaré contento con únicamente
pronunciar tu nombre:
deja que mi amor por ti me incite
siempre saludarte,
Madre del Perpetuo Socorro.
Amén.
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