Oh, María, Santísima Madre de Jesús,
¡Concede a nuestro hijos un lugar en tu corazón maternal puro!
Extiende sobre ellos tu manto protector
Cuando el peligro amenaza su inocencia;
consérvalos firmes cuando estén a punto de desviarse
del camino de la virtud; y si llegan a tener la desgracia
de caer en pecado mortal, oh, entonces levántalos de nuevo,
reconcílialos don tu Divino Hijo
y restáuralos a la Gracia Santificante.
Y tú, oh, santo padre adoptivo San José,
¡no abandones a nuestros hijos!
Protégelos de los asaltos del malvado enemigo
y líbralos de todos los peligros de alma y cuerpo.
¡Oh, amados padres del santo Niño Jesús!
Intercede por nuestros padres también,
para que podamos criar a nuestros hijos
en el amor y temor de Dios
y un día alcancemos con ellos la Visión Beatífica.
Amén.
¡Concede a nuestro hijos un lugar en tu corazón maternal puro!
Extiende sobre ellos tu manto protector
Cuando el peligro amenaza su inocencia;
consérvalos firmes cuando estén a punto de desviarse
del camino de la virtud; y si llegan a tener la desgracia
de caer en pecado mortal, oh, entonces levántalos de nuevo,
reconcílialos don tu Divino Hijo
y restáuralos a la Gracia Santificante.
Y tú, oh, santo padre adoptivo San José,
¡no abandones a nuestros hijos!
Protégelos de los asaltos del malvado enemigo
y líbralos de todos los peligros de alma y cuerpo.
¡Oh, amados padres del santo Niño Jesús!
Intercede por nuestros padres también,
para que podamos criar a nuestros hijos
en el amor y temor de Dios
y un día alcancemos con ellos la Visión Beatífica.
Amén.
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