Oh glorioso San Blas,
que por tu martirio
has dejado a la Iglesia
un precioso testimonio de fe,
obtennos la gracia de
preservar en nosotros este don divino,
y de defender, la verdad de esa misma fe,
la que es tan malvadamente atacada
y calumniada en estos tiempos.
Milagrosamente sanaste a un pequeño niño
cuando estaba a punto de morir
debido a una aflicción de la garganta,
concédenos tu poderosa protección en desgracias similares;
y, sobre todo, obtennos la gracia de Dios.
Amén.
que por tu martirio
has dejado a la Iglesia
un precioso testimonio de fe,
obtennos la gracia de
preservar en nosotros este don divino,
y de defender, la verdad de esa misma fe,
la que es tan malvadamente atacada
y calumniada en estos tiempos.
Milagrosamente sanaste a un pequeño niño
cuando estaba a punto de morir
debido a una aflicción de la garganta,
concédenos tu poderosa protección en desgracias similares;
y, sobre todo, obtennos la gracia de Dios.
Amén.
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