Oh, San Dámaso, Obispo de Roma
que guiaste la barca de Pedro en aguas turbulentas,
que la mantuviste en el camino establecido por el Señor
incluso cuando crecía en este mundo
de una Iglesia de la sangre de los mártires
a una entrando en la luz del día,
de aceptación por la ciudad del hombre.
Tú que diligentemente trataste de perseverar
la memoria de los mártires
para que no se olvidaran,
y la Cruz de Cristo con ello,
ruega para que hoy, también, la Iglesia recuerde sus raíces,
la raíz de Jesé y Su sacrificio,
y a medida que crece
nuestra Madre en la tierra sea bien entendida
por aquellos que llamados a estar dentro de sus muros.
Ora para que los mártires rueguen por nosotros,
Para que en su sangre encontremos siempre nuestro crecimiento.
Amén.
que guiaste la barca de Pedro en aguas turbulentas,
que la mantuviste en el camino establecido por el Señor
incluso cuando crecía en este mundo
de una Iglesia de la sangre de los mártires
a una entrando en la luz del día,
de aceptación por la ciudad del hombre.
Tú que diligentemente trataste de perseverar
la memoria de los mártires
para que no se olvidaran,
y la Cruz de Cristo con ello,
ruega para que hoy, también, la Iglesia recuerde sus raíces,
la raíz de Jesé y Su sacrificio,
y a medida que crece
nuestra Madre en la tierra sea bien entendida
por aquellos que llamados a estar dentro de sus muros.
Ora para que los mártires rueguen por nosotros,
Para que en su sangre encontremos siempre nuestro crecimiento.
Amén.
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