Oh, San Columbano, quien en tu celo por seguir
a Cristo dejaste tu patria como un vagabundo
y dedicaste tu vida en el sufrimiento y en el exilio,
ayuda y protege, te pedimos humildemente,
los misioneros de nuestros días que han dedicado
sus vidas a la predicación del Evangelio por todo
el mundo.
Obtenles esa misma sabiduría y fortaleza
con las que venciste los peligros que acosaron tu camino,
y esa fe firme y amor ardiente que te permitieron
soportar gozosamente las privaciones de esta vida por el amor de Cristo.
Asístenos y protégenos, también, amado San Columbano, para vivir
para la gloria de Dios para que cuando termine nuestro peregrinar, podamos
compartir contigo en gozo de nuestro hogar celestial,
por Cristo nuestro Señor.
Amén.
a Cristo dejaste tu patria como un vagabundo
y dedicaste tu vida en el sufrimiento y en el exilio,
ayuda y protege, te pedimos humildemente,
los misioneros de nuestros días que han dedicado
sus vidas a la predicación del Evangelio por todo
el mundo.
Obtenles esa misma sabiduría y fortaleza
con las que venciste los peligros que acosaron tu camino,
y esa fe firme y amor ardiente que te permitieron
soportar gozosamente las privaciones de esta vida por el amor de Cristo.
Asístenos y protégenos, también, amado San Columbano, para vivir
para la gloria de Dios para que cuando termine nuestro peregrinar, podamos
compartir contigo en gozo de nuestro hogar celestial,
por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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