Oh, Dios, que en el monte santo revelaste
a los testigos escogidos por Tu amada Hijo,
maravillosamente transfigurado, en vestiduras blancas y brillantes.
Concede misericordiosamente que nosotros, siendo liberados
de las inquietudes de este mundo, podamos por fe
mirar al Rey en su belleza; quien contigo,
oh, Padre, y tú, oh, Espíritu Santo, vive y reina,
un Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
a los testigos escogidos por Tu amada Hijo,
maravillosamente transfigurado, en vestiduras blancas y brillantes.
Concede misericordiosamente que nosotros, siendo liberados
de las inquietudes de este mundo, podamos por fe
mirar al Rey en su belleza; quien contigo,
oh, Padre, y tú, oh, Espíritu Santo, vive y reina,
un Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
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