Que la vida de la Santísima María esté siempre presente
en nuestra conciencia.
En ella, como en un espejo, la forma de virtud
y la belleza de la castidad se asoma.
Ella fue virgen, no sólo en su cuerpo,
pero en su mente y espíritu.
Nunca manchó el puro afecto
De su corazón con sentimientos indignos.
Fue humilde de corazón.
Era seria en sus conversaciones.
Era prudente en sus consejos.
Prefería orar más que hablar.
Unía en su corazón las oraciones de los pobres
Y evitaba la incertidumbre de las riquezas mundanas.
Fue siempre fiel a sus deberes diarios,
Reservada en sus conversaciones,
y acostumbraba siempre a reconocer a Dios
como el Testigo de sus pensamientos.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Amén.
en nuestra conciencia.
En ella, como en un espejo, la forma de virtud
y la belleza de la castidad se asoma.
Ella fue virgen, no sólo en su cuerpo,
pero en su mente y espíritu.
Nunca manchó el puro afecto
De su corazón con sentimientos indignos.
Fue humilde de corazón.
Era seria en sus conversaciones.
Era prudente en sus consejos.
Prefería orar más que hablar.
Unía en su corazón las oraciones de los pobres
Y evitaba la incertidumbre de las riquezas mundanas.
Fue siempre fiel a sus deberes diarios,
Reservada en sus conversaciones,
y acostumbraba siempre a reconocer a Dios
como el Testigo de sus pensamientos.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Amén.
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