Oración de San Juan Enrique Neuman

Oh, mi Dios, la santidad se convierte en Tu Casa,
y, sin embargo, Tú hiciste tu morada en mi pecho.

Mi Señor, mi Salvador, viniste a mí,
escondido bajo la apariencia de las cosas terrenales,
sin embargo, en esa misma carne y sangre
que tomaste de María,
viniste a mí.

Mi Dios, Tú me ves; no puedo verme a mí mismo?
Tú vez lo indigno que es que tan grande pecador
reciba al Único Dios Santo,
a quien los serafines adoran temblando?

Mi Dios, limpia mi corazón y mi mente de todo lo que es pasado?
dame una verdadera percepción de las cosas invisibles,
y hazme verdadero, práctico,
en todos los detalles de la vida.

Te prefiero a Ti a cualquier cosa en la tierra,
y el mundo futuro que al presente.


Amén.