Oh, Bienaventurada Virgen, Madre de mi Dios y Salvador,
Te honro y te reverencio en el primer momento de tu vida.
Honro y reverencio las disposiciones de tu santa alma,
y todo lo que te sucedió en ese preciso momento.
Empezaste inmediatamente, Oh santa Virgen, a amar
y glorificar a Dios perfectamente,
y desde ese primer momento hasta el último de tu vida,
siempre le amaste y glorificaste más y más.
En cuanto a mí, a pesar de todos los años que he estado en este mundo,
no he empezado a amarte y servirte como debería.
Amén.
Te honro y te reverencio en el primer momento de tu vida.
Honro y reverencio las disposiciones de tu santa alma,
y todo lo que te sucedió en ese preciso momento.
Empezaste inmediatamente, Oh santa Virgen, a amar
y glorificar a Dios perfectamente,
y desde ese primer momento hasta el último de tu vida,
siempre le amaste y glorificaste más y más.
En cuanto a mí, a pesar de todos los años que he estado en este mundo,
no he empezado a amarte y servirte como debería.
Amén.
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