¡Qué feliz era mi alma, buena Madre,
cuando tuve la buena fortuna de mirarte!
Cómo amo recordar los agradables momentos
que pasé bajo tu mirada,
tan llena de bondad, y misericordia para con nosotros.
Sí, tierna Madre, te inclinaste a la tierra
para aparecerte a una simple niña.
Tú, la Reina del cielo y de la tierra,
te dignaste usar a la más frágil
a los ojos del mundo.
Amén.
cuando tuve la buena fortuna de mirarte!
Cómo amo recordar los agradables momentos
que pasé bajo tu mirada,
tan llena de bondad, y misericordia para con nosotros.
Sí, tierna Madre, te inclinaste a la tierra
para aparecerte a una simple niña.
Tú, la Reina del cielo y de la tierra,
te dignaste usar a la más frágil
a los ojos del mundo.
Amén.
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