Jesús amado,
como los apóstoles que estaban en la barca en ese tormentoso Mar de Galilea,
nos sentimos solos, inciertos, cansados y temerosos.
No permitas que las olas del miedo nos inunden.
No dejes que los aullidos del viento de las malas noticias ahoguen tu voz.
Danos oídos y corazones atentos a tu voz cuando nos dices,
“No temas, soy Yo.”
Amén.
- P. John Burger, Columbano, Director Regional de los Estados Unidos
como los apóstoles que estaban en la barca en ese tormentoso Mar de Galilea,
nos sentimos solos, inciertos, cansados y temerosos.
No permitas que las olas del miedo nos inunden.
No dejes que los aullidos del viento de las malas noticias ahoguen tu voz.
Danos oídos y corazones atentos a tu voz cuando nos dices,
“No temas, soy Yo.”
Amén.
- P. John Burger, Columbano, Director Regional de los Estados Unidos
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