En una mañana de septiembre de 2014, llegué a Iquique en el norte de Chile en un vuelo desde Santiago. Yo venía a visitar a los Asociados coreanos que trabajan con los Columbanos en una parroquia de la nueva ciudad de Alto Hospicio que se ha formado en las colinas de Iquique. Ésta ha pasado de ser un pequeño pueblo de unos 2,000 habitantes a principios de 1990 a ser una gran ciudad en la actualidad con más de 100,000 habitantes.
En el aeropuerto me encontré con Casmir Sung Woo-jin, un sacerdote asociado coreano que trabaja en Alto Hospicio. Sus compañeros son Albino Lee Chun-hyung también un colaborador de Corea y Michael Howe un Columbano de Irlanda, con quien yo había estudiado en Navan. Todos estaban trabajando juntos en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Mientras íbamos hacia Iquique y empezamos a subir la colina hacia Alto Hospicio el paisaje dominante era la arena, el desierto y la ausencia de cualquier tipo de vegetación. Estábamos en la línea costera del desierto de Atacama, el lugar más seco de la tierra. Alto Hospicio está a 10 km a las afueras de Iquique y a 600 metros sobre el nivel del mar.
Los Columbanos han trabajado en Iquique desde 1970 y se trasladaron a Alto Hospicio, en la década de 1990. A través de los años los Columbanos han establecido 3 parroquias en la ciudad. Personal diocesano sirve ahora en 2 de las parroquias y el personal Columbano en la parroquia del Sagrado Corazón. La casa donde viven los 3 Columbanos es simple así como la comida y el estilo de vida. Los sacerdotes acompañan a las personas en sus vidas y comparten sus desafíos. Albino recordó el terremoto del 1 de abril 2014, cuando un terremoto de 8.2 en la escala de Richter sacudió la ciudad de Iquique durante la tarde. Varios apartamentos fueron severamente dañados por lo que los Columbanos abrieron una de las capillas como refugio temporal.
La mayoría de las personas han llegado desde el interior, el cual fue evangelizado originalmente por frailes españoles que venían desde Cusco en Perú. Los frailes visitaron sólo unas pocas veces al año por lo que la fe no se desarrolló alrededor de la estructura parroquial con misas regulares y programas de educación. Sino que más bien se centró en la devoción a los santos y se encuentran santuarios por todas partes. La participación en la misa es mínima.
Para Albino y Casmir que venían de trabajar en Corea con un modelo muy diferente de Iglesia, esto fue un desafío enorme. En Corea hay gran asistencia y participación a las misas y las liturgias parroquiales- diametralmente opuesto a la realidad actual en Alto Hospicio. Albino compartió su lucha para reconocer y aceptar las diferencias y estaba muy consciente de la tentación de creer que su propia experiencia cultural de la Iglesia es la única válida.
En particular, en julio, cuando la gente se va en peregrinación y visita el santuario mariano de Tirana, en santuario. Esta es un área enormemente rica en recursos metálicos incluyendo cobre, oro, plata y hierro, así como minerales no metálicos incluyendo litio, nitrato de sodio y sales de potasio. La minería, por supuesto, fue el catalizador para la apertura de la zona. A principios del siglo 19 el desierto estaba bajo el control de Chile, Perú y Bolivia. Con el descubrimiento de depósitos de sodio y no claras fronteras, estalló el conflicto entre los 3 países en el cual Chile terminó anexando la mayor parte del desierto a su territorio. La minería trajo exploradores, empresarios, y por supuesto nueva gente que vino a trabajar en las minas. Pero también abrió un nuevo capítulo de sufrimiento y violencia y explotación de los trabajadores en las minas. A inicios del siglo XX se produjo una matanza por parte de la policía de 1,000 mineros que exigían mejores condiciones de vida.
Aún hoy la vida aquí es dura y la devoción del pueblo hacia los santos refleja la vida de las personas, su historia de sufrimiento y de lucha en un ambiente hostil. Dondequiera Jesús es representado con semblante de sufrimiento. En el famoso santuario mariano de Tirana, se ve a María como madre al lado de los trabajadores mineros protegiéndoles en sus trabajos. Muy a menudo, las imágenes se representan envueltas en la bandera chilena. Ahora, el reto es dar profundidad y reinterpretar la tradición de modo que alimente una fe que puede ayudar a las personas en sus vidas de hoy.
En muchos aspectos, los misioneros coreanos vienen de una experiencia que les dota y les permite responder a estas necesidades de la gente del lugar. La mayoría de los mártires coreanos, beatificados por el Papa Francisco durante su visita a Corea en 2014, provienen de Jeonju y Daejeon, las diócesis de origen de Albino y Casmir respectivamente. La fe en Corea es una que creció en el caldero de la persecución en los primeros 100 años de su existencia; más adelante en la lucha por la liberación contra Japón y, más recientemente, en la lucha por la democracia a finales del siglo 20. Es una experiencia de Jesús liberador, el que camina con los pobres en su lucha diaria, el que se preocupa por el sufrimiento. Compartir esta experiencia de Jesús el liberador, de hecho puede ser un gran regalo para el pueblo de Alto Hospicio.
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