Los Santos Difuntos, una fiesta tradicional del pueblo latinoamericano, muy especialmente del mexicano; remontan sus inicios a las antiguas tradiciones indígenas de los pueblos Mayas y Aztecas, que durante periodos de más de mil años celebraban rituales con los que ellos representaban a la muerte. Con el paso del tiempo y la conquista del continente Americano, los primeros evangelizadores, vieron en estos actos totales de paganismo, pero al mismo tiempo una puerta abierta a la evangelización de estos pueblos, logrando hacer que coincidiera la celebración de sus ritos, con las fiestas de los Santos Difuntos.
La muerte muchas veces es relacionada con actos malignos, con paganismo, con tristeza, dolor, y un sinfín de cosas, pero muy en especial para el pueblo mexicano, es un motivo de fiesta y celebración, en el cual por medio de representaciones -catrinas y catrines-, kermes –fiestas con comida típica mexicana- y decoraciones únicas y coloridas –altares-, el pueblo busca no celebrar la muerte, más bien es una forma de celebrar la vida, es una época en la cual agradecemos las gracias terrenales y espirituales recibidas, y a su vez rogamos por aquellos seres queridos que murieron para que tengan un eterno descanso a los pies de Cristo.
El día dos de noviembre en la iglesia tenemos la conmemoración de los “Santos Difuntos”, en la cual nuestro objetivo como pueblo es orar y pedir por aquellas almas que terminaron su vida aquí en la tierra, muy en especial, por nuestros familiares y por aquellas personas que no conocemos y que tal vez sus familiares o amigos se olvidaron de pedir por ellos, para ayudarlos a alcanzar la gloria de Dios. Las formas en las que la iglesia realiza esta conmemoración puede variar dependiendo el lugar del planeta en que se encuentre. En Ciudad Juárez Chihuahua y El Paso Texas por ejemplo, se celebra una Misa Binacional en la línea fronteriza, en la cual se pide por todos aquellos migrantes que no lograron cruzar la frontera y murieron en el intento, muchos de ellos, nos son encontrados, y algunos otros jamás son reclamados por sus familiares y son llevados a fosas comunes.
Esta Misa binacional, es organizada por dos Diócesis de distintos países, México y Estados Unidos, en ambos lados de la frontera se encuentra de primera mano la labor de los Misioneros Columbanos que tienen más de 18 años siendo parte del equipo organizador de la Misa. Si bien relacionamos la fiesta y la alegría con el día de muertos en México, esta conmemoración binacional, muestra un contraste, con caras tristes, lágrimas, y corazones divididos por una frontera, y muy recientemente por un muro.
Aprendamos a vivir nuestros duelos, aprendamos a ver y vivir la muerte como Cristo quiere que la vivamos, no como el final de todo, sino como el inicio de la vida eterna en su presencia.
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