Ana Cristina Pallin Figueroa, una joven de la comunidad de San Benito ha estado participando activamente desde su niñez en el programa Columbano “Warmi Huasi” que se traduce como Casa de la Mujer (Espacio) y es una voluntaria que asiste y apoya las actividades impartidas por Warmi Huasi. En este artículo, la joven Ana habla acerca de la importancia de la fe y cómo la fe ha sido de gran ayuda en su vida.
Ayudando a tus semejantes
Desde que era una niña, sentía que debía ayudar a mis semejantes sin recibir nada a cambio. Afortunadamente, Warmi Huasi fue el medio para ayudar a otros desde mi niñez. Podía enseñar a mis compañeros en la escuela acerca de los temas interesantes que aprendí en Warmi Huasi y también involucrarlos en las actividades que había aprendido ahí. También Warmi Huasi me ayudó a promulgar la fe a través de mis valores que formé allí.
Mis años de adolescencia
Siempre hay una solución cuando llegan las dificultades, puedo relacionar esto con las luchas que enfrenté durante mi adolescencia: sexismo, prejuicio de género, acoso, clasismo, entre otros, que no le permiten mejorar fácilmente. Sin embargo, con el apoyo de Warmi Huasi, pude guiarme y aprender que estos problemas sociales no duran para siempre y que puedes hacer el cambio si lo deseas. Por esta razón, decidí continuar con este importante objetivo: apoyar y guiar las nuevas generaciones de niños y adolescentes en esta importante organización que marcó mi vida desde temprana edad.
Cuando la Fe Te Ayuda a Encontrar Tu Propósito
Flor Daniela Pallín Figueroa tiene 22 años, y representa una cierta parte de jóvenes que hoy son llamados “seguidores de Jesús”. A través de sus experiencias durante su participación en diferentes organizaciones en su comunidad, como catequista, prefecta principal de su escuela pública, miembro de CCONNA (Consejo Asesor de Niños y Adolescentes a Alcalde) de su distrito de Carabayllo, en Warmi Huasi, Pan Internacional y CAFOD en Conecta2, se ha dado cuenta que el mayor enemigo es la falta de fe y esperanza en las personas. Actualmente está a punto de terminar sus estudios de periodismo y a pesar de que hay pocos católicos en su universidad, siente que no necesita ocultarlo, más bien está orgullosa de sí misma porque gracias a esto logró mejorar como persona y ni siquiera sus profesores o compañeros pueden quitarle eso
Desarrollo
“Para ser honesta, no tengo una fecha específica de cuando empezó toda esta aventura, pero si recuerdo el día que tuve que dejar mi vieja casa, amigos, algunos miembros de mi familia para empezar a crear nuevas experiencias con nuevas personas cuando sólo tenía ocho años en 2009, y encontré Warmi Huasi”, dice, después de recordar cuán difícil fue la situación de moverse con su familia a una casa fuera de la ciudad, sin electricidad o agua y estudiando en una escuela humilde con infraestructura deficiente.
“Tal vez fue así como comencé a prepárame como discípula”, añade. Desde que era niña su familia le enseñó lo que era la fe.
A pesar de ser considerada rebelde sin ninguna razón en casa, sabía cómo diferenciar cuándo dejar atrás las preocupaciones y problemas si deseas ayudar a tus semejantes y si deseas demostrar ser un líder en tu comunidad actuando con humildad, honestidad y perseverancia.
Metas
Aunque Flor carecía de muchas cosas materiales, nunca se hubiera imaginado que lograría conocer y ayudar a tanta gente, de grandes a pequeños, junto con su familia. Desde pequeña le enseñaron a no renunciar a buscar esperanza en sí misma y en aquellos que la necesitan sin excluir a nadie y sin recibir nada a cambio. “Así que no tengan miedo de tener sueños, metas, dar tu propia opinión y actuar para ayudar a tus semejantes y tu planeta, porque no tiene caso quejarse de los problemas o quedarte de brazos cruzados, en todas partes del mundo hay problemas pero ¿qué estás haciendo por tu comunidad? Lo más importante es buscar soluciones y dejar de estresarnos acerca de cosas insignificantes que no fortalecerán nuestro espíritu de esperanza”.
Nota: Ana y Flor son hijas de Luz, nuestra trabajadora comunitaria Columbana de San Benito, que está activa en la comunidad católica local, el municipio y con Warmi Huasi. Flor es la mayor de las hijas de Luz y casi ha completado sus estudios para ser periodista.
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