La ceremonia del matrimonio casi terminaba. Era tiempo de la boda civil. El hermano menor del novio me había informado que el testigo del lado de la novia sería Durga Prasad. Así que para ahorrar tiempo había escrito este nombre en el certificado antes de la ceremonia de la boda. Ahora la novia miro el certificado y jadeó,
“Durga Prasad era mi abuelo. ¡Está muerto! Hans Raj aquí está el testigo.”
Conmocionado, me escuché diciendo, “Posiblemente él puede firmar como Durga Prasad,”
“No, el oficial del gobierno sabe que Hans Raj será el testigo.”
Así que crucé Durga Prasad y escribí Hans Raj en su lugar. ¡Ese fue el último, pero no el único error!
El Baraat [Acompañamiento del novio]
Esta boda hindú iba a tener lugar en la casa de la novia cerca del pueblo de Savusavu en Vuana Levu, la segunda isla principal de Fiji. Viajé con el acompañamiento del novio – primera vez que lo hice. Llegué a la casa del novio en Suva, en la isla principal de Fiji, temprano en la mañana. Era un extraño para la mayoría de la familia extendida ahí. Parecían mírame como si estuviera fuera de lugar.
Todos estaban tomando fotos dondequiera – en la casa del novio, en el aeropuerto, en el avión, al llegar, durante toda la ceremonia de la boda y en todos esos lugares al regreso. Así que no fui presentado formalmente. Me las ingenié para presentarme a unos cuantos hombres en el grupo de 15 viajeros.
Hubo dos problemas. Primeramente, el novio y la novia vivían en diferentes islas – unos 40 minutos de vuelo. Los acompañantes del novio deseaban estar en casa esa noche. El avión dejaría Suva a las 8:30 a.m. y el último vuelo de regreso era a las 4:30 p.m.
Segundo, Vanua Levu había apenas sufrido una masiva inundación con serios destrozos en las principales carreteras. Tendríamos que pasar por secciones del camino rotas siguiendo viejos caminos de tierra. Esto significó una difícil jornada de dos horas de camino hasta Sausavu. Batallamos en parar-comenzar modo a través de una lluvia torrencial y llegamos a la casa de la novia a las 11:30 a.m. Comencé la boda a las 12:00 p.m. El tiempo estaba estrecho.
Una Boda Hindú Inculturada
La boda era entre un novio católico y una novia hindú y la mayor parte de los invitados eran hindús. Me sentí aliviado al ver un grupo de hindú fiyianos católicos amigos de la parroquia anexa que fueron invitados a cantar en la boda. La boda fue celebrada bajo un dosel decorado en medio de un cobertizo inclinado que estaba conectado a la casa. En el medio del dosel había un pequeño altar bajo, mi silla en un extremo y un bajo sillón para que los novios se sentaran frente al altar.
Comenzamos con la reunión formal de las dos familias a la entrada del cobertizo. Oré por el continuo respeto, y la unidad entre ellos. El maestro de ceremonias convocó a diferentes familiares de los dos lados para reunirse. Intercambiaron un abrazo y se entregaron guirnaldas. Todos se sentaron.
La procesión nupcial hizo una entrada solemne desde la casa hasta el dosel matrimonial. Al llegar ella le puso una guirnalda al novio, y él, a su tiempo, le puso una a ella y le mostró su asiento a su derecha.
Fue una boda católica consistiendo en las lecturas bíblicas, himnos, homilía, intercambio de votos, oraciones intercesoras, y la bendición nupcial. Pero la ceremonia también incluyó un número de coloridos, tradicionales rituales hindú. Esto hizo la boda más significativa, especialmente para los hindús presentes.
Apagando el Fuego del Patriarcalismo
Uno de los ritos más conmovedores es el kanya dan, el regalo de la niña. Justo antes del intercambio de votos los padres de la novia sostienen las manos de la novia en sus manos ahuecadas con las manos del novio debajo de las suyas. A medida que el hermano de la novia vierte agua sobre las manos en una charola de bronce los padres con lágrimas retiran sus manos permitiendo a las manos de la novia caer sobre las manos del novio.
Yo había enfatizado un punto en mi homilía acerca de las palabras del Génesis 2:24 “…por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.” El joven también debe, al menos psicológicamente, dejar a sus padres.
Después del intercambio de votos los recién casados, con la ropa atada por una cinta, se pusieron de pie para procesar lentamente siete veces alrededor del altar. En cada vuelta ponían incienso sobre carbón prendido en un contenedor. Yo había sugerido que en lugar del carbón podrían traer cenizas calientes de algún otro fuego. El hermano de la novia llegó portando un gran cubo de hierro con llamas disparándose desde palos encendidos apresuradamente. El maestro de ceremonias, pensando rápidamente, dio órdenes de extinguir el fuego. Le alcancé el agua bendita. Las roció con mucho cuidado para que hubiera algunas brasas calientes, pero sin llamas.
Esto fue seguido por la pareja dando siete pasos juntos después de hacer un compromiso antes de cada paso para proteger su matrimonio juntos. Luego regresaron al sillón, pero esta vez la novia se sentó al lado izquierdo del novio.
Bendije sindur (polvo rojo), un collar llamado mangal sutra (hilo de alegría) y dos anillos. Mientras sus cabezas estaban cubiertas con una capa, el novio trazó una línea roja a través del cabello de la novia y una mancha roja en su frente, y colgó el collar alrededor de su cuello. Luego con la capa quitada, la pareja colocó el anillo en el dedo del otro. Este símbolo occidental añadió la mutualidad que faltaba en los otros símbolos.
Antes de la bendición nupcial invité a los dos grupos de parientes a bendecir la pareja rociándolos con arroz mezclado con pétalos de flores (el confeti original, supongo). Respiré con alivio mientras el coro cantaba el himno final, y llamé a los testigos para que firmaran el certificado civil de matrimonio. Fue entonces cuando descubrí que había incluido a un hombre muerto como testigo.
La Unión Trae Aceptación
Tuvimos que apresurar nuestro almuerzo. Los jóvenes empezaron un baile espontáneo. Luego llegó el momento de que la novia dejara su familia, parientes y amigos en medio de muchas lágrimas. Caminos bajo la lluvia a los minibuses y salimos al aeropuerto. Ni siquiera tuve tiempo de saludar a mis amigos que habían adornado la ocasión con sus cantos de himnos. Llegamos justo a tiempo para abordar el avión.
De regreso a la casa del novio en Suva había más fotos cuando los recién casados entraron en su casa. Otros parientes cercanos vinieron y todos se sentaron en la sala bebiendo jugo y comiendo carnes dulces traídas de la casa de la novia.
Uno de los tíos del novio, elogiando mi hindi, dijo que debía tener una novia hindú. Otro tío me agradeció por la hermosa ceremonia y me dijo que cuando volviera a visitar la casa debía hacérselo saber para que pudiera venir a charlar.
Estaba feliz de haber podido compartir la Palabra de Dios y presentar a la Iglesia a la extensa familia hindú del novio. Por la mañana era un extraño, pero por la noche era un amigo.
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