Como medida preventiva para limitar la propagación del COVID-19 en las Filipinas, la cuarentena comunitaria mejorada (ECO) se estableció el 17 de marzo, 2020. La mayoría de los establecimientos habían parado sus operaciones excepto los que proveían los servicios básicos y esenciales. Los movimientos populares estaban restringidos.
El proyecto de medios de vida “Ilumina la Vida (LTL)”, fue también afectado por la pandemia del COVID-19. Como resultado del ECQ, nuestras siete madres que trabajan en el proyecto tuvieron que quedarse en casa sin ingresos. LTL es un pequeño proyecto de subsistencia, y no está registrado con el gobierno, así que las madres no calificaron para la ayuda económica del COVID-19 del Departamento del Trabajo y Empleo. Estas madres son el sostén de sus familias, ya que sus esposos son empleados eventuales, trabajando en la construcción y en otros empleos similares. Recibieron paquetes de ayuda del gobierno, pero no eran distribuidos frecuentemente. La ayuda recibida podía mitigar su hambre, pero no saciar su sed. Movida por compasión, le propuse ayudarlos a la Sociedad Columbana, y afortunadamente fue aprobado. Las mujeres pudieron recibir subsidios de comida por diez meses. Eran unas pequeñas cantidades, pero fue un gran consuelo para ellas.
El trabajo se reanudó después de las restricciones de la cuarentena pero el proyecto se enfrentó con una cruda realidad, porque no teníamos absolutamente ningún pedido de parte de nuestros clientes. Como referencia, nuestros clientes venían de iglesias, organizaciones religiosas y clientes individuales. En estos tiempos difíciles de pandemia, los clientes se habían enfocado en comprar artículos esenciales básicos, la iglesia estaba aún cerrada, y las reuniones en la iglesia estaban prohibidas. Aunque el proyecto se había enfrentado con una crisis financiera, el gerente del proyecto y yo, decidimos continuar con nuestro trabajo, porque no podíamos dejar que las dificultades de las madres en este tiempo difícil pasen desapercibidas. Desafortunadamente, tuvimos que cortar los días de trabajo de las madres a dos días por semana, pero es suficiente para garantizar al menos algo de dinero para alimentar a sus familias.
Un año después de la pandemia, todavía sobrevivimos con unas pocas entregas una o dos veces al mes. Las madres continúan haciendo velas para almacenar para pedidos urgentes que pueden llegar en cualquier tiempo. Siempre debemos estar listos para entregar velas. No se perderá ninguna oportunidad.
Junto con esto, hemos tratado de encontrar formas de aumentar nuestros ingresos. A través de una serie de discusiones con las madres, acordamos expandir nuestros productos. Eligieron artículos por sí mismos: jabón líquido para lavar platos y mantequilla de maní. Hacen los productos y los venden a sus vecinos. En segundo lugar, los negocios en línea han estado surgiendo en Filipinas desde que se implementó la cuarentena. Estamos planeando enfrentar el desafío en esta área en línea con la tendencia. Por supuesto, no es fácil para nosotros. No solo tenemos limitaciones porque somos una pequeña empresa que no está registrada, sino que tampoco estamos familiarizados con estas cosas relacionadas con internet. Lo hacemos a largo plazo, paso a paso.
El gerente del proyecto dijo que las madres están preocupadas por el "confinamiento" que implementa el gobierno siempre que sea de acuerdo con la situación de COVID-19; más recientemente, estuvimos en el ECQ durante la Semana Santa y la temporada de Pascua. Las madres se ven directamente afectadas por estas restricciones, especialmente su situación financiera. A pesar de todas estas dificultades, las madres expresan unánimemente su gratitud a Dios porque sus amados miembros de la familia están seguros y sanos.
Hemos experimentado muchos cambios a través de la pandemia, y creo que vivir en la incertidumbre es la parte más grande y la más difícil para nosotros. Todos esperamos y rezamos para que esta pandemia llegue a su fin, para que todo vuelva a la normalidad.
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