Del 8 al 14 de enero, 2023, tuve el privilegio de dirigir el retiro de los sacerdotes diocesanos en Tarawa, la isla principal de Kiribati. Fue una ocasión gozosa para mí ya que la mayoría de los sacerdotes que asistieron eran mis antiguos alumnos, algunos de los cuales se remontan a los 30 años. Parece que me invitan a hacer esto en Kiribati cada 10 años. La última vez que fui invitado fue en 2013. En esa ocasión, el P. Columbano Taaremon Mataueia de Rabi, con vínculos familiares con Kiribati, acababa de ser ordenado y estaba esperando en Fiji para asumir su asignación misionera en Taiwán. Le invité a venir conmigo a Kiribati y mientras dirigía el retiro, se puso al día con los miembros de la familia que nunca había conocido antes.
Fuimos en lancha rápida al norte de Tarawa, un viaje difícil, al Centro de Retiro Sychar, que lleva el nombre del pozo de Jacob. Ahí fue donde Jesús encontró a la mujer de Samaria. Esta ha sido una isla desierta, un lugar de suicidio reputado y se creía que estaba embrujada. La Diócesis era propietaria de la tierra y el difunto obispo electo Dr. Koru Tito tenía el sueño de construir un centro de retiro aquí. Le pidió a la Comunidad Carismática de Kiribati del que era el capellán, que asumiera el proyecto. La transformó en una pequeña ciudad de oración. Por desgracia, el Dr. Tito no vivió ni para ser consagrado ni para ver su sueño hecho realidad. Este fue el primer centro importante de retiro. Tres grandes salas, en realidad tradicionales Kiribati Maneabas (largas palapas de techo de palma), dominan el centro. Estas son usadas para Misa, conferencias y comidas. Los dormitorios son kiakia individuales o casas para dormir individuales. Cada participante tiene el suyo. Son pequeños para sentarse y dormir cada uno, gracias a la energía solar tiene su propia fuente de luz. Todo el centro es ecológico. Está frente a la playa, y el rugido del océano proporciona un fondo maravilloso. Hay bloques de concreto de sanitarios y duchas. Los pueblos cercanos nos colmaron de alimentos para cada comida. Un grupo de personas carismáticas se hizo cargo de las logísticas y acompañaron el retiro con su oración. Fueron dirigidos por la Sra. Margarita Baara, la embajadora retirada de Kiribati en los Estados Unidos que también había supervisado la construcción del Sychar.
Oramos acerca del sacerdocio de Jesús como lo presenta la Epístola a los Hebreos. Sacrificándose a sí mismo, Jesús, nuestro verdadero Sumo Sacerdote estableció la nueva Alianza, las Bodas del Cordero. Luego vimos como todos compartimos el sacerdocio de Cristo a través del bautismo. Como parte de la Nueva Alianza y la esposa y novia de Cristo, todos compartimos el sacerdocio de Cristo. Él nos ha dado Su Santo Espíritu, quitado nuestros pecados y nos dio el conocimiento del amor de Dios. Así, nosotros también, en Él, podemos sacrificarnos al Padre y vivir vidas de amor. Luego oramos por la participación en el sacerdocio de Cristo que nosotros los sacerdotes recibimos a través de nuestro sacramento del Orden Sacerdotal, estando unidos a través de nuestro carácter sacerdotal con Jesús, el amoroso novio eterno para el servicio de Su novia. Como dice San Juan Vianney, los sacerdotes son el amor del Corazón de Jesús por Su pueblo. Siguiendo el ejemplo de Jesús, nuestro tarea es lavar los pies de Sus discípulos. Terminamos dedicando algún tiempo al tema de la Sinodalidad. Con el espíritu de encuentro, escucha, y discernimiento antes de actuar lo que aprendemos de esto es que la relación entre sacerdotes y el pueblo puede ser enriquecida.
La Diócesis de Kiribati ha pasado por un momento difícil con las sucesivas muertes tanto del Obispo, el Reverendísimo Paul Mea, MSC y de su sucesor, Obispo Electo Dr. Koru Tito. Actualmente la Diócesis tiene un Administrador Apostólico, P. Iona Tatau, un abogado canónico y jefe del tribunal. Fue el P. Iona quien me invitó a dirigir el retiro. Tuvimos diecinueve ejercitantes en total, la mayoría sacerdotes diocesanos incluyendo dos diáconos. Fue un gran gozo dirigir este retiro ya que la mayoría de ellos, incluyendo al P. Iona eran mis antiguos alumnos. Fue una maravillosa experiencia para mí encontrarme con todos ellos de nuevo y ponerme al día donde lo dejamos. No les importaba estar “de nuevo en clase” conmigo, y oramos bien juntos, creo. Actualmente los Columbanos tienen dos seminaristas de Kiribati.
La visita tuvo un final inesperado. El lunes siguiente por la noche, fui invitado, con todos los sacerdotes, a un banquete en mi honor por el Presidente de Kiribati, el Honorable Taneti Mamau y la primera Dama, Madame Teiraeng Mamau. En su discurso de bienvenida, el Presidente me agradeció mi servicio a los sacerdotes de Kiribati. Todo este evento fue inesperado y sorpresivo. En mis palabras de agradecimiento, mencioné a las Hermanas Irlandesas que han trabajado aquí y recordé a personas como Sor Mella McCaughey de Monaghan, Irlanda, que está enterrada aquí.
Por favor oren por Kiribati y sus sacerdotes y personas.
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