Las parroquias que celebran la Santa Misa y tienen servicios pastorales y de formación en más de un idioma han empezado a llamarse “parroquias compartidas”. Muchas veces estas parroquias son un gran reto para todos, empezando por los sacerdotes que han sido formados para trabajar para una comunidad local mono lingüística y mono cultural. Igualmente los feligreses que al ver cómo su parroquia cambia, sienten que pierden valores importantes. También para los nuevos, generalmente inmigrantes que llegan con una cultura, lenguaje y tradición religiosa distinta, se sienten fuera de lugar, como invitados no bien recibidos cuando en realidad llegan a la casa común de los bautizados: hijos de Dios en la casa del Padre como los demás.
Estas realidades llevan a distintos modelos de parroquias. En los casos más extremos se impone la homogeneidad: “Estamos en Estados Unidos, aquí todos hablamos inglés y hacemos todo de una sola manera”. Un punto intermedio es a veces el dar un poco de libertad a los inmigrantes para que tengan un espacio propio, Misa en español, actividades pastorales, pero es el trabajo de la comunidad en inglés, que es coordinada más de cerca por el párroco, la que es considerada actividad parroquial y el de la comunidad hispana algo al margen de la parroquia. Están también, y son muchas, las parroquias que luchan cada día por ser signo de unidad y de mutua apreciación, pero no en una uniformidad forzada. Es un trabajo difícil, y quizás más que un trabajo es un proceso de aceptación y valoración de lo que significa realmente ser católico y ser parte de una Iglesia universal y multicultural.
Algunas sugerencias prácticas han sido sugeridas por equipos parroquiales que trabajan en parroquias “compartidas”. Estas sugerencias pueden ser útiles, pero cada comunidad parroquial debe encontrar sus propias soluciones para llegar a la unidad sin buscar uniformidad.
- Permite a las comunidades en la parroquia ser diferentes juntas.
- Trabaja por superar las tendencias institucionales etnocéntricas que nos impiden ser inclusivos.
- Trata de aprender sobre la comunicación intercultural.
- Toma el aprender un idioma u otra cultura como conversión.
- Aprende a distinguir entre cultura, personalidad y disfunción.
- Lee el Evangelio con personas diferentes a ti.
- Anima a encontrar maneras de estar juntos en gracia y responsabilidad.
- Siempre toma en consideración la complejidad de una cultura. Recuerda que en todas se encuentran los introvertidos y extrovertidos, los ricos y pobres, sin estudios formales y con grados académicos, los liberales y los conservadores.
- Cena con todos, pero en especial con gente que no conoces en las actividades parroquiales.
- Escucha las historias.
- Cuenta tus historias
- Reconoce que lo opuesto al conflicto no es paz, sino indiferencia.
- Busca: reconocer, respetar e interactuar sanamente en ambientes diversos culturalmente
Las parroquias y toda comunidad cristiana deben de dar un fiel y profético testimonio de apreciación por la diversidad cultural en un mundo donde el tribalismo y la intolerancia están volviendo a las personas una en contra de otras. La unidad y la diversidad son valores de nuestra fe y dan luz a un mundo cada vez más conectado y a la vez menos sensible a los valores comunes.
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