La Cuaresma nos hace recordar los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto para prepararse para anunciar el mensaje que Su Padre le mandó hacer llegar a nosotros sus hijos, y para darle fuerzas para enfrentar su Pasión y Muerte en Cruz.
Por eso, la Cuaresma es un tiempo especial que cada año nos prepara para celebrar a lo grande la Gran Fiesta de la Resurrección. Por eso cuando nos imponen las cenizas se dice: Conviértete y cree en el Evangelio, en la Buena Nueva que Cristo vino a decirnos. Como cada equipo de fútbol revisa cómo les fue en el último partido para mejorar su juego y así ganar el próximo partido. Así el tiempo de Cuaresma es para nosotros una llamada a revisar cómo nos fue durante el año y seguir a Jesús y ver cómo podríamos mejorar en hacer crecer su Espíritu en nuestros corazones. Es un entrenamiento…
Durante este tiempo cada año la Iglesia nos pide hacer algo, comprometernos a vivir con más generosidad y comprensión, para ir creciendo a imagen de Jesús. La tradición es dejar de comer como siempre, de rezar un poco más, y sobre todo pensar en los que necesitan de nuestro tiempo, de nuestra comprensión, o de nuestra generosidad. La idea de la Penitencia no es para que El Señor nos perdone, o para que nos trate bien. Como Padre siempre nos perdona, sin condiciones, siempre nos quiere. Lo que quiere para cada uno es que podamos perdonar, amar y ser generosos como Él, que tengamos Su Vida en nosotros. Para llegar a eso tenemos que ser maduros, líderes sobre nuestras mentes y nuestros cuerpos. Nuestro “compromiso cuaresmal” de dejar de comer tal cosa, de ver menos TV, de saludar a los vecinos, de ser generosos con los necesitados son maneras de ser “líderes sobre nuestro cuerpo o deseos”. Si no puedo controlar mis deseos e impulsos como llegaré a ser libre para hacer lo necesario para seguir a Cristo.
¿Y las cenizas? Aceptar que le impongan las cenizas en la frente significa que Ud. públicamente, ante la presencia del Señor se compromete a ejercer su libertad, su madurez, su control sobe su cuerpo y sus deseos para que crezca en libertad y ser más maduro en la manera que Ud. quiere llevar su vida.
¿Y para qué ser maduro? Primero para su propia felicidad y auto respeto porque Dios quiere: “que tengas vida, vida en abundancia”… y “para que mi alegría esté en Uds y que su alegría sea completa”. Segundo: para que celebres la Resurrección en la Pascua, anticipando el día cuando ni la muerte la puede vencer aunque: somos polvo y al polvo revertiremos Cristo nos tiene una vida nueva preparada cuando pasemos por la experiencia humana que nosotros llamamos muerte. Como Cristo murió y resucitó, también nos va a pasar lo mismo porque somos “miembros de su cuerpo”.
Como dijo Jesús: “Cuando ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas… para mostrar a todos que ayunan”. Alégrate porque aprendes a llevar tu vida y así ser libre para gozar de todo lo que Cristo nos promete. Que La Cuaresma sea tiempo de gozo y crecimiento.
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