El Centro de Educación Universitaria [HEC] es para los jóvenes que son demasiado pobres para poder pagar su educación universitaria después de la escuela superior, pero son brillantes. En el comienzo, hace más de nueve años, aceptamos 30 jóvenes en los cursos de tres años para entrenarlos como maestros y trabajadores de desarrollo. Debido a la generosidad de nuestros benefactores, pude añadir más salones de clase para que ahora podamos aceptar 50 estudiantes cada año para un total de 150.
El año pasado, 127 jóvenes entusiastas, deseosos por una educación, vinieron desde Myanmar para hacer su examen de admisión sabiendo que solo 50 serían aceptados. Esos que no son aceptados, no por su habilidad académica, pero por falta de hospedaje, se fueron llorando. Cada año esto sucede y me rompe el corazón y me deja llorando.
Cecilia fue aceptada, pero al acercarse la hora del comienzo del semestre, me contactó para decirme que no vendría. Al preguntarle porque, con vacilación dijo que su madre no podía pagar la contribución de $100 anuales que incluye matricula, hospedaje y libros. Para cubrir todos los gastos, incluyendo los salarios de los maestros, requiere alrededor de $700 por estudiante cada año, y yo dependo de nuestros benefactores generosos. Le dije que viniera y que le buscaría un patrocinador. Cecilia no es la excepción. Muchos de nuestros estudiantes son de los campamentos de refugiados donde viven las personas desplazadas internamente por la guerra. Por esta razón, busco becas para ellos y los huérfanos. Ahora Cecilia cursa su segundo año en sus estudios de inglés, computación, ética, derechos humanos y otras materias. Está muy agradecida y sé que ella ayudará a otros jóvenes cuando se gradúe.
Cada día comienza con la misa a las 6:30 am. Después de desayunar, todos los estudiantes limpian el HEC por dentro y por fuera mientras cantan alegremente. Mantienen el edificio de 105 años limpio y recogido. Después, de 8 am a 4 pm, toman sus clases con un receso entre medio para el almuerzo. Antes de la cena a las 6 pm, tienen tiempo libre. Los chicos juegan futbol mientras las chicas hacen ejercicio. El estudio nocturno es de 7 pm a 9:45 pm con recesos de 10 minutos cada hora de lunes a viernes. Los sábados por la noche ven películas.
Nuestra misión en HEC es el desarrollo humano, espiritual, moral, social e intelectual de los jóvenes entre 18-21 años. Adicional a la educación intelectual que reciben, le proveemos formación de fe y personal. Son embajadores de su fe que comparten abiertamente su conocimiento y están comprometidos al servicio compasivo arraigado en los valores del Evangelio y la Educación Católica Social. Son “para otros, con otros.” Lo más notable de sus semanas es que los sábados van a varios lugares en nuestro camión HEC a ayudar a otros. Algunos estudiantes dan clases a niños en monasterios budistas, otros van a los orfanatos a educar y jugar con los niños y otros a la colonia leprosa a visitar y hablar con los enfermos. Les aseguran a los leprosos que no han sido olvidados.
El HEC es un lugar alegre y seguro y los estudiantes lo llaman su segundo hogar. Durante un receso reciente, muchos no regresaron a casa, sino que se quedaron para pintar los salones y dormitorios. Me dijeron que hacen esto porque quieren demostrar su apreciación y ahorrarle dinero a HEC. Me pregunto si estudiantes en otros países harían esto. La actitud de nuestros estudiantes es “si hemos recibido tanto, tanto se espera de nosotros.” No solo están agradecidos por sus bendiciones, sino que las usan para empoderar a otros. Hacen esto con sonrisas entusiastas y corazones alegres. Gracias por ayudarnos a hacer este sueño realidad.
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