Esperar es más bien una prueba para la mayoría de nosotros. Por lo menos, se convierte en un ejercicio de paciencia. El poeta John Milton, se convirtió en totalmente ciego a la edad de 46. Él había perdido su independencia, pero al ser un hombre religioso fue capaz de alguna manera de luchar a brazo partido con su condición. En el soneto "En Su Ceguera", escribió, "También sirven quiénes solamente soportan y esperan."
En la narración de San Marcos de la pasión de Jesús, el relato de la crucifixión de Marcos termina con el centurión romano declarando: "Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios." ¿Qué había visto a Jesús hacer o lograr? Nada.
Su juicio se basó en la observación de cómo Jesús sufrió en el curso de su pasión y muerte. Para Marcos entonces la pasión de Jesús no fue su desgracia humana, fue la manifestación decisiva de su divinidad. La pasión, la fase de la vida de Jesús cuando Él ya no podía hacer otra cosa que sufrir lo que se hizo a él, se convirtió en el momento más grande de todos.
El Papa San Juan Pablo II vivió una vida de extraordinaria actividad por más de 25 años como Papa: No, se puede argumentar que el testimonio que dio durante sus últimos años, cuando su hablar y sus acciones estuvieron limitadas en gran medida, que él habló aún más elocuente a millones de cristianos y no cristianos. Tenemos que reflexionar sobre el misterio de la espera con el fin de dar a esa fase de nuestra propia vida su verdadera importancia.
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