Katty Yáñez es la tercera de cinco hermanos. Cuando cumplió los tres meses de nacida, María, su madre, la llevó a vacunar. Justo antes de administrar la vacuna, la enfermera le comentó: “¿Sabía usted que aquí cerca hay una escuela para niños como su hija?”
María se sintió confundida con el comentario. La enfermera le explicó que la niña tenía síndrome de Down. María nunca había escuchado esa palabra y no tenía idea de lo que significaba. Entonces, la enfermera llamó a uno de los doctores que le explicó que Katty estaba saludable pero que según fuera creciendo, aprendería mucho más lento que los demás niños.
Cuando Katty tuvo edad escolar, su abuelita la llevó a la Escuela de Educación Especial “Manuel Duato.” Katty terminó su educación primaria a los catorce años de edad.
La Escuela “Manuel Duato” fue fundada por los Misioneros Columbanos hace más de 30 años para atender las necesidades de numerosas familias con hijos con deficiencias intelectuales. Hoy, la escuela atiende a más de 500 niños. Alrededor de 120 estudiantes reciben terapia ocupacional que les enseña habilidades prácticas para sus años adultos.
Desde los catorce años, Katy ha participado en estos talleres donde se aprenden oficios útiles como artesanías, costura, carpintería, cocina limpieza general.
Cuando el papá de Katty perdió su empleo la familia empezó una lucha para subsistir. Katty pudo contribuir al ingreso familiar vendiendo manteles y toallas que aprendió a hacer en la escuela. Su mamá ha sido testigo de la transformación de Katty en una jovencita responsable y trabajadora. Después de años duros y difíciles, Katty y su familia son felices. Su mamá dice que el apoyo recibido en la Escuela “Manuel Duato” ha jugado un papel importante en esta felicidad.
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