Apóstol de Alemania

Oh glorioso San Bonifacio, apóstol de Alemania,
tú respondiste fielmente al llamado de Dios para difundir
el Evangelio entre aquellos que aún no lo habían escuchado.

Tu celo por las almas te llevó a enfrentar grandes peligros
y, en última instancia, a entregar tu vida por Cristo.

Inspíranos con tu espíritu misionero.
Ayúdanos a proclamar valientemente la verdad de la fe,
a superar obstáculos con valentía
y a permanecer firmes en nuestra devoción a la Santa Sede.

Que nosotros, como tú, edifiquemos la Iglesia y llevemos
muchos corazones a conocer el amor de Dios.


Amén.