Arraigados en la Misericordia

Padre de compasión, nos llamas
a ser misericordiosos como Tú eres misericordioso.

Ayúdanos a dejar de lado los rencores, a perdonar libremente,
y a bendecir incluso a aquellos que nos hieren.

Que la misericordia moldee nuestros corazones y acciones,
para que podamos reflejar el amor de Cristo a un mundo necesitado.


Amén.