Es como una suave música al oído el decir:
¡Te honro, Oh Madre!
Es un dulce canto el repetir
¡Te honro, oh santa Madre!
Tú eres mi delicia, amada esperanza, y casto amor,
mi fortaleza en todas las adversidades.
Si mi espíritu está atribulado y afligido por las pasiones
sufre de la dolorosa carga
de tristeza y llanto,
si tu vez a tu hijo abrumado por la desgracia.
Oh agraciada Virgen María,
permíteme encontrar descanso en tu abrazo maternal.
pero ay, el último día se aproxima rápidamente.
Destierra al demonio a las profundidades infernales,
y quédate cerca, amada Madre,
a tu anciano y errante hijo.
Con tu toque suave,
cubre las cansadas pupilas
y amablemente entrega a Dios
al alma que está retornando a Él.
Amén.
¡Te honro, Oh Madre!
Es un dulce canto el repetir
¡Te honro, oh santa Madre!
Tú eres mi delicia, amada esperanza, y casto amor,
mi fortaleza en todas las adversidades.
Si mi espíritu está atribulado y afligido por las pasiones
sufre de la dolorosa carga
de tristeza y llanto,
si tu vez a tu hijo abrumado por la desgracia.
Oh agraciada Virgen María,
permíteme encontrar descanso en tu abrazo maternal.
pero ay, el último día se aproxima rápidamente.
Destierra al demonio a las profundidades infernales,
y quédate cerca, amada Madre,
a tu anciano y errante hijo.
Con tu toque suave,
cubre las cansadas pupilas
y amablemente entrega a Dios
al alma que está retornando a Él.
Amén.
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