Envía desde Arriba

Dios amado, por todo el mundo ahora,
los hijos de la Santa Madre Iglesia están cantando:
?¡Envía el rocío desde tus cielos,
y permíteles derramar sobre nosotros
la lluvia que anhelamos, Él, el Único Justo.

Que Él, el Salvador,
brote del cerrado seno de la tierra!?
Sabemos, Señor, y hemos visto,
lo que la sequía hace en la tierra.

Sabemos, también, y hemos visto,
los estragos de la escarcha y el frío.

Hemos caminado en los campos estériles y las secas colinas,
a través de muertos, silenciosos bosques y valles sin vida,
y a lo largo de sedientos lechos de alguna vez rebosantes arroyos.

Hemos visto, claramente pasando frente a nosotros la tierra,
y lo que nuestra vida sería sin Tí.
Podemos entender, ahora,
como debemos anhelar Tu venida.

¡Ven, amado Señor y Salvador, y no te demores!
¡Levántate con Tu poder y ven!
Deja la lluvia de Tu gracia regar la parcela de nuestras almas.
Permite el calor de Tu amor derretir la frialdad de nuestra indiferencia.

Deja la vida de tu Cuerpo y Sangre
vitalizar nuestras gastadas energías,
y mueve en nosotros el fruto de la labor en Tu viña.

Amen.