Oh gloriosa Santa Francisca de Roma,
por los méritos abundantes que obtuviste
al sufrir por Cristo y su Iglesia,
y por tu poderosa intercesión,
ayúdanos a obtener ese conocimiento que discierne
la diferencia entre nuestro propia voluntad malevolente
y la santa voluntad de Dios.
Ayúdanos a obtener la sabiduría de aborrecer nuestro amor propio
y en su lugar desear lo que Dios desea.
Amén.
por los méritos abundantes que obtuviste
al sufrir por Cristo y su Iglesia,
y por tu poderosa intercesión,
ayúdanos a obtener ese conocimiento que discierne
la diferencia entre nuestro propia voluntad malevolente
y la santa voluntad de Dios.
Ayúdanos a obtener la sabiduría de aborrecer nuestro amor propio
y en su lugar desear lo que Dios desea.
Amén.
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