O Corazón de Maria,
fuente de verdadero amor,
llena nuestros corazones egoístas con Divina Caridad
y con el verdadero amor fraternal
sin el cual nunca podrá haber paz.
Concede que el hombre y las naciones
entiendan y cumplan el precepto
de tu Divino Hijo:
amarnos los unos a los otros,
para que la verdadera paz se establezca firmemente
en la Justicia y la Verdad de Cristo.
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