Madre de Nuestro Redentor

Madre de nuestro Redentor,
en esta era dedicada a to.
con gran gozo te llamamos bienaventurada.

Creíste en la Palabra de Dios Padre
y te declaraste su sierva,
y así. a través de tí,
la Palabra se encarnó,
y habitó entre nosotros.

Te saludamos como Madre, nuestra Madre,
la Madre de la Iglesia.
Con cuánto amor debiste cuidar la Iglesia naciente
y con cuánta maternal solicitud animaste a los apóstoles
cuando se comprometieron a llevar adelante el trabajo
de Tu Divino Hijo en la tierra.

Haz que la Iglesia por siempre sea el signo e instrumento
de íntima unión con Dios.


Amén.