O María, ten compasión de este mundo

Reina del Santísimo Rosario,
en este trágico tiempo de nuestra historia
nos encomendamos y consagramos a tu Inmaculado Corazón,
nuestro único refugio, esperanza, y salvación.
Ten compasión de este mundo,
dividido por los conflictos más terribles,
ardiendo en las llamas del odio, víctima de su propio pecado.
Que Tu Corazón se conmueva al ver tanta ruina,
dolor y tristeza.

Nos consagramos, junto con nuestras familias,
nuestro país
y toda la humanidad
a tu corazón materno.
¡Protege y sálvanos!