Nada es Imposible

María, en la luz brillante de Pascua,
Enséñanos, también, que nada es imposible con Dios.
Todas nuestras luchas con nosotros mismos y con los demás,
nuestras decepciones y vergüenzas,
nuestros fracasos y pecaminosidad
son nada en esta luz sanadora y vivificante.

Acepta, entonces, nuestro todo.
Que Dios lo mire,
como una vez lo hizo el Poderoso sobre nuestra humildad,
para que podamos ser dotados con esa bienaventuranza
prometido a todos sus hijos e hijas de la Resurrección.


Amén.