Nuestra Señora de la Confianza

Oh María Inmaculada,
el precioso nombre de Madre de la Confianza,
con el cual te honramos,
llena nuestros corazones hasta desbordar
con la más dulce consolación
y muévenos a esperar cada bendición de ti.

Si tal título te ha sido dado,
es una señal segura de que nadie recurre a ti en vano.

Acepta, por lo tanto, con amor de madre,
nuestro devoto homenaje, mientras te pedimos con fervor
que seas benigna con nosotros en cada necesidad.

Oramos para que nos hagas vivir
en constante unión contigo y tu Divino Hijo Jesús.

Contigo como nuestra guía,
estamos seguros de que caminaremos
por el camino correcto y que será nuestra dicha
escuchar de ti en los últimos días de nuestras vidas
esas palabras de consuelo:

?Ven, buen y fiel siervo,
entra en la alegría del Señor.?


Amén.