Recuerda, Oh Amado Jesús,
quien por amor a mí agonizaste en la Cruz,
y desde ese trono de verdad, anunciaste la
conclusión de la obra de nuestra Redención, a través de la cual,
de ser hijos de ira y perdición,
nos convertimos en hijos de Dios y herederos del Cielo:
Ten misericordia de todos los fieles en su agonía,
y de mí también cuando esté en esa extremidad,
y, a través de los méritos de tu Preciosa Sangre,
despréndenos completamente del mundo y de nosotros mismos,
y en el momento de nuestra agonía, danos la gracia
de ofrecerte sinceramente el sacrificio de nuestra vida
en expiación por nuestros pecados.
Amén.
quien por amor a mí agonizaste en la Cruz,
y desde ese trono de verdad, anunciaste la
conclusión de la obra de nuestra Redención, a través de la cual,
de ser hijos de ira y perdición,
nos convertimos en hijos de Dios y herederos del Cielo:
Ten misericordia de todos los fieles en su agonía,
y de mí también cuando esté en esa extremidad,
y, a través de los méritos de tu Preciosa Sangre,
despréndenos completamente del mundo y de nosotros mismos,
y en el momento de nuestra agonía, danos la gracia
de ofrecerte sinceramente el sacrificio de nuestra vida
en expiación por nuestros pecados.
Amén.
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