Oh, Bienaventurado Didaco

Beato Didaco de Cádiz,
te llamaron “el apóstol de la Santísima Trinidad”
y hablaste con una comprensión de este misterio
que te fue otorgada por el Espíritu Santo.

A menudo se veía una paloma posándose en tu hombro.
Por favor, ruega por nosotros para que podamos compartir,
como tú lo hiciste, las inspiraciones del Espíritu Santo.

Que todas nuestras acciones estén dirigidas
de acuerdo con la Voluntad de Dios.


Amén.