Oh Divino Infante,
después de las maravillas de Tu nacimiento en Belén,
deseaste extender tu infinita misericordia
a todo el mundo llamando a los Reyes Magos
por inspiración celestial a Tu cuna,
que fue de esta manera transformada en un trono real.
Misericordiosamente recibiste a esos hombres santos
que fueron obedientes al llamado divino
y se apresuraron a ponerse a Tus pies.
Te reconocieron y te adoraron como a un Príncipe de Paz,
el Redentor de la humanidad, y el mismo Hijo de Dios.
Muéstranos Tu bondad y Tu gran poder.
Ilumina nuestras mentes, fortalezcas nuestras voluntades,
e inflama nuestros corazones para conocerte,
servirte, y amarte en esta vida,
para que merezcamos encontrar nuestro gozo en Ti
eternamente en la vida venidera.
Amén.
después de las maravillas de Tu nacimiento en Belén,
deseaste extender tu infinita misericordia
a todo el mundo llamando a los Reyes Magos
por inspiración celestial a Tu cuna,
que fue de esta manera transformada en un trono real.
Misericordiosamente recibiste a esos hombres santos
que fueron obedientes al llamado divino
y se apresuraron a ponerse a Tus pies.
Te reconocieron y te adoraron como a un Príncipe de Paz,
el Redentor de la humanidad, y el mismo Hijo de Dios.
Muéstranos Tu bondad y Tu gran poder.
Ilumina nuestras mentes, fortalezcas nuestras voluntades,
e inflama nuestros corazones para conocerte,
servirte, y amarte en esta vida,
para que merezcamos encontrar nuestro gozo en Ti
eternamente en la vida venidera.
Amén.
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