Oh Santo Ángel de Dios

Oh santísimo ángel de Dios,
designado por Dios para ser mi guardián,
te doy gracias por todos los beneficios
que me has otorgado
en cuerpo y alma.

Te alabo y glorifico
porque te has dignado ayudarme
con tanta paciencia y fidelidad,
y defendido en contra de los ataques de mis enemigos.

Bendita sea la hora en que
te asignaron como mi guardián,
mi defensor y mi patrón.

En reconocimiento y gratitud
por todo tu amoroso ministerio hacia mí,
te ofrezco el infinitamente precioso
y noble corazón de Jesús,
y el propósito firme de obedecerte de ahora en adelante,
y servir más fielmente a mi Dios.


Amén.