Oh, glorioso San Andrés,
Tú fuiste el primero en reconocer
Y seguir al Cordero de Dios.
Con tu amigo, San Juan,
permaneciste con Jesús desde ese primer día,
por tu vida entera,
y ahora por toda la eternidad.
Como guiaste a tu hermano, San Pedro, a Cristo
y otros muchos después de él,
atráenos también a Él.
Enséñanos a guiar a oros a Cristo
sólo por amor a Él
y dedicación en Su servicio.
Ayúdanos a aprender la lección de la Cruz
y a llevar nuestras cruces diarias sin quejarnos
para que nos lleven a Jesús.
Amén.
Tú fuiste el primero en reconocer
Y seguir al Cordero de Dios.
Con tu amigo, San Juan,
permaneciste con Jesús desde ese primer día,
por tu vida entera,
y ahora por toda la eternidad.
Como guiaste a tu hermano, San Pedro, a Cristo
y otros muchos después de él,
atráenos también a Él.
Enséñanos a guiar a oros a Cristo
sólo por amor a Él
y dedicación en Su servicio.
Ayúdanos a aprender la lección de la Cruz
y a llevar nuestras cruces diarias sin quejarnos
para que nos lleven a Jesús.
Amén.
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