O Padre Celestial,
Te encomiendo a mis hijos.
Se su Dios y Padre;
y misericordiosamente provéeles lo que me falte a mi
sea por debilidad o negligencia.
Fortalécelos para vencer las corrupciones del mundo,
para resistir los llamados del mal.
sean internos o externos;
y librarlos de las trampas del enemigo.
Derrama Tu gracia en sus corazones,
y confirma y multiplica en ellos los dones del Espíritu Santo,
para que puedan crecer cada día en gracia
y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo;
y así, sirviéndote fielmente,
puedan venir a regocijarse en Tu presencia luego.
Amén.
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