¡Oh Virgen María, la más augusta y bendita!
¡Santa Madre de Dios!
¡Gloriosa Reina del cielo y de la tierra!
Poderosa protectora de quienes te aman,
y abogada infalible de todos los que te invocan.
Mira desde tu trono de gloria, te suplicamos,
a tus hijos devotos.
Acepta la solemne ofrenda que te presentamos este mes,
y recibe nuestro ardiente y humilde deseo,
para que, por nuestro amor y fervor, podamos honrarte dignamente,
tú, que, junto a Dios, eres digna de todo honor.
Recíbenos, oh Madre de misericordia,
entre tus hijos más amados.
Extiende hacia nosotros tu ternura y solicitud materna;
obtén para nosotros un lugar en el Corazón de Jesús
y una participación especial en los dones de Su gracia.
Amén.
¡Santa Madre de Dios!
¡Gloriosa Reina del cielo y de la tierra!
Poderosa protectora de quienes te aman,
y abogada infalible de todos los que te invocan.
Mira desde tu trono de gloria, te suplicamos,
a tus hijos devotos.
Acepta la solemne ofrenda que te presentamos este mes,
y recibe nuestro ardiente y humilde deseo,
para que, por nuestro amor y fervor, podamos honrarte dignamente,
tú, que, junto a Dios, eres digna de todo honor.
Recíbenos, oh Madre de misericordia,
entre tus hijos más amados.
Extiende hacia nosotros tu ternura y solicitud materna;
obtén para nosotros un lugar en el Corazón de Jesús
y una participación especial en los dones de Su gracia.
Amén.
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