Templo del Espíritu Santo

Santísima Madre, Tus labios saborean las palabras de Dios
y se regocijan en su dulzura divina.

Tu corazón purísimo, libre de toda mancha,
siempre verá al Dios de toda pureza
y experimentará un ardiente deseo por Él.

Tú eres el templo del Espíritu Santo,
la ciudad del Dios viviente,
gozosa por las flores abundantes,
las sagradas flores de la gracia divina.

Eres toda hermosa y muy cercana a Dios,
sobre los Querubines y más alto que los Serafines,
¡Cerca de Dios mismo!


Amén.